jueves, 4 de febrero de 2016

PICO CERREDO: un mirador abierto al Mar Cantábrico

Allendelagua, 23 de enero de 2.016

El Pico Cerredo (643 m.) es un monte situado al oeste de Castro Urdiales. Dista apenas un kilómetro y medio del mar y en sus faldas se asientan, junto a la autovía Santander-Bilbao, los pueblos de Islares, Cérdigo y Allendelagua. Pese a su modesta altitud, uno de sus principales atractivos son sus vistas, pues desde la cumbre se domina una magnífica panorámica de la costa cantábrica.

Dejamos el coche en Allendelagua. Atravesamos el pueblo y al llegar a la zona más alta echamos a andar por una pista hormigonada que conduce a una vaguada plantada de eucaliptos. Muy pronto encontramos un cartel indicador en la orilla del camino: le hacemos y abandonamos la pista para subir a la izquierda, hacia el sur, campo a través por terreno despejado.
Ganamos altura rapidamente y alcanzamos una zona en la crecen algunas encinas aisladas. Cruzamos una pared de piedra medio caída y pasamos entre dos elevaciones rocosas. Poco después nos topamos con un camino que va hacia el este, bordeando un eucaliptal, hasta llegar a las ruinas del Castillo de San Antón.

La tradición popular dice que fue un castillo templario aunque esto parece poco probable. Su origen se remonta al siglo XIV y fue un elemento de protección vinculado al Camino de Santiago.
Junto a él se alzaba un monasterio pero apenas queda nada de ellos: los arranques de los muros del torreón del castillo y algunos muros del convento.


Cuenta la leyenda que Don Camilo de Carvajales, valido de Fernando IV de Castilla, habiendo perdido la confianza del rey, ingresó en la orden del temple y vino a parar al castillo de Allendelagua. Cierto día, mientras rezaba en el bosque, se le acercó un pajarillo que resultó ser una hermosa joven. Prendado corrió tras ella hasta precipitarse al mar y morir ahogado. Su espíritu solía aparecerse a los monjes del convento que no tardaron en abandonar el lugar. Podemos creérnoslo o no, pero dicen que los días de tormenta aún se escuchan por aquí los alaridos del espectro de Don Camilo...

Hasta aquí llega una pista que viene desde Castro. El Pico Cerredo queda al oeste pero es mejor subir hacia el sur por un cortafuegos y después girar a la derecha por un camino que pasa junto a una agradable plantación de pinos que se asoma a la otra vertiente de la montaña descabezando varias columnas de prematuras procesionarias.



El camino conduce a un repetidor pero antes de llegar a éste encontramos un sendero que parte a la derecha, junto a una gran piedra hincada en el suelo -menhir Ilso el Grande-, hacia un collado situado al pie del pico.



Queda la parte más divertida: subir a la cumbre. El camino más fácil está marcado con pintura pero aún así, puede que en algún punto tengamos que ayudarnos con las manos.
La cima está ocupada por un vértice geodésico y nos ofrece unas estupendas vistas del Mar Cantábrico. Si miramos hacia el oeste nos topamos con el puerto de Castro Urdiales y el rompeolas del superpuerto de Bilbao y si volvemos la vista al este podemos encontrarnos con el monte Candina, la ballena de Sonabia y el Buciero.



Después de dos horas bajamos por el mismo camino y en el bar del pueblo, antes de volver a Santander, saboreamos un par de cervezas y un riquísimo pincho de tortilla. Ya estamos pensando cuál será nuestro próximo objetivo...

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