jueves, 4 de febrero de 2016

TENERIFE (III) - AUDITORIO ADÁN MARTÍN: un paseo arquitectónico por una gran escultura en la que se puede escuchar música

Santa Cruz de Tenerife, 26 de noviembre de 2.015


Cuando llegamos a Santa Cruz de Tenerife ya ha oscurecido.
Aparcamos y nos acercamos a contemplar el Auditorio Adán Martín en su máximo explendor.


Convertido en símbolo de la capital tinerfeña, se trata de un extraordinario edificio singular diseñado por el polémico y prestigioso ingeniero/arquitecto valenciano Santiago Calatrava, quien lo definió como una gran escultura en la que se puede escuchar música.
Construido junto al mar, en el extremo sur del puerto, fue inaugurado el 26 de septiembre del año 2.003 y su perfil, emergiendo junto al mar, evoca la Casa de la Ópera de Sydney. Es de hormigón blanco y está revestido exteriormente con pequeñas piezas cerámicas (trencadis), también de color blanco.

El conjunto constituye una sugerente amalgama de formas abierta al exterior merced a sus amplias terrazas y al amplio paseo peatonal que lo atraviesa de lado a lado y desde el que se accede a sus dos salas: la Sala Sinfónica y la Sala de Cámara.
Destaca la imponente sobrecubierta de grandes dimensiones que se despliega sobre el conjunto deseafiando las leyes de la gravedad.


El Auditorio de Tenerife no es el Moulin Rouge pero aprovechamos la puesta en escena de "Il Trovatore" para acceder a la Sala Sinfónica y admirar el interior del edificio. Se trata de un anfiteatro de mil seiscientas dieciseis localidades flanqueadas por los tubos del sorprendente órgano diseñado por Albert Blancafort que emergen del escenario y se distribuyen a ambos lados del patio de butacas.

Ocupamos nuestra localidad y antes de que las luces se apaguen y comience a sonar la música de Verdi alzamos la vista para dejarnos cautivar por la imponente cúpula de hormigón que nos cubre: una delicada flor blanca encerrada en el interior de un poderoso volcán...



Aprovechamos los descansos de la ópera para recorrer los vericuetos del auditorio y descubrimos las hermosísimas terrazas del edificio: espacios diáfanos, abiertos al mar, perfilados mediante atractivas formas curvas que impresionan por su complejidad estructural y que, regalan perspectivas muy diferentes según el punto desde el que se observan.

Acaba la ópera y es tarde.
Regresamos al hotel: mañana más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario