martes, 5 de julio de 2016

LOS PICOS DE OZALBA - LA PEÑA DE LOS ABIDULES Y EL HUERTO DEL DIABLU: surfeamos la montaña...

Obeso, 3 de julio de 2.016


Hace unos meses subimos a los Picos de Ozalba. Lo hicimos desde Celucos. Nuestra intención era alcanzar las tres cumbres más destacadas del macizo prelitoral confinado entre las hoces de los ríos Nansa y Tanea, pero nos estraviamos y unicamente pudimos subir al Castillu (829 m).
Hoy hemos regresado para completar nuestro paseo por el macizo de Trespeñas pero en lugar de ascender por la vertiente norte de la montaña nos hemos desplazado hasta el hermoso Collado de Ozalba (556 m) para hacerlo por su vertiente sur.


Dejamos el coche aparcado en la cuneta y echamos a andar por un cómodo camino que se desliza junto a la carretera a los pies de la montaña.


La pista gira a la derecha y pica hacia arriba. Atraviesa una masa boscosa y muere junto a una cabaña de piedra.


Frente a nosotros se alza una imponente ladera que habremos de salvar si queremos llegar a lo alto del macizo. No hay camino pero el terreno es uniforme, sin hoyos ni lapiaces que dificulten una ascensión que resulta tremendamente exigente por lo pindia que es. Ganamos altura rapidamente y en menos de una hora llegamos a uno de los collados que se abren entre las cumbres del cordal: El Hortigal (752 m), situado entre El Castillu (829 m) y El Huertu del Diablu (874 m).



A partir de aquí buscamos senderos donde no los hay y siguiendo los caminos abiertos por el ganado recorremos la vertiente norte de la montaña, mucho menos escarpada que la zona por la que hemos subido, para dirigirnos al extremo occidental del macizo...


Después de algo más de una hora llegamos a La Peña de los Abedules (929 m), el pico más alto del macizo. Peña Sagra y el macizo oriental de Picos de Europa se alzan frente a nosotros...


Volvemos hacia el este surfeando la montaña y nos detenemos a comer en la Huerta del Diablu (874 m). A nuestros pies se desploma la impresionante ladera por la que aún nos tenemos que lanzar si queremos regresar a casa...


Es menos de lo que parece...
El Valle de Lamasón se extiende a nuestros pies: ¡¡¡allá vamos!!!


Llegamos al coche sanos y salvos...
Nos recomponemos y de vuelta a Santander hacemos un alto en Obeso, una localidad del municipio de Rionansa situada en las estribaciones del Collado de Ozalba.


Sobre una loma, dominando el pueblo, se alza la Torre de Rubín de Celis, un edificio de carácter defensivo declarado Bien de Interés Cultural en 1.992 recientemente restaurado.

Situada en una posición privilegiada, dominando el paso del río por Puentenansa, esta atalaya fue símbolo del poder y la fortaleza de la familia Celis durante el pleito de los Nueve Valles que parte de las Asturias de Santillana mantuvieron con la Casa de la Vega a finales de la Edad Media. 


La torre tiene planta cuadrada y fue construida entre los siglos XIV y XV. Mide más de veinte metros de altura y está dividida en cuatro pisos, el último de los cuales fue añadido durante el siglo XVI. Sus muros son de mampostería, con sillares en vanos y esquinas, y en su fachada principal se abren una puerta rematada con un arco ojival, una graciosa ventana geminada de arcos apuntados y los restos de un matacán defensivo.

Después de las guerras banderizas de finales de la Edad Media la torre siguió estando habitada. Fue entonces cuando se añadieron el piso superior y dos edificios menores utilizados como establos y lagares de los que tan solo se conservan los cimientos...

¡¡¡Estamos molidos!!! Volvemos al coche y regresamos a casa. Una cervecita bien fría, una ducha y a descansar. Otro día, más...


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