MI CAJÓN DESASTRE: MARNAY - 'A LA ORILLA DEL MAR': sus playas son siempre la misma playa...

Comillas, 25 de agosto de 2.016

Al centro cultural El Espolón de Comillas ha llegado este verano la exposición monográfica itinerante que el artista cántabro José Antonio González Gómez, 'Marnay', inauguró el año pasado en la Biblioteca Central de Cantabria y que permite al espectador recorrer en un par de horas todo el litoral de nuestra costa -desde la ría de Tina Mayor hasta la playa de Dicido, en Mioño-, descubriendo la desembocadura de siete ríos, ochenta y dos playas y más de cincuenta kilómetros de arenales.

La orilla del mar: ese espacio de meditación y contemplación, ese lugar donde uno encuentra la paz y sosiego de la playa solitaria, ese lugar que te impregna de salitre y te perfuma del particular olor de la bajamar y las algas, esa atalaya desde donde se divisa la línea del horizonte...
Allí perdido, y nunca más conmigo mismo, he escudrichado dentro de mí en busca de la emoción que a uno le domina en ese preciso instante en el que la retina queda imbuida de una plenitud de sensaciones, creando un diálogo sutil hasta llegar a la síntesis visual, posando mi pincel allí donde el agua lame la arena, acaria la orilla, descansa el embravecido mar o chapotea la roca.

Por la mañana, por la tarde o a mediodía, con lluvia o con sol, playas y acantilados de Cantabria que dejan en mi retina una impronta seductora y una necesidad irrefrenable de llevarlas al lienzo.

Marnay posa su pincel en playas de largos arenales, ensenadas, estuarios y acantilados para hacerlos suyos y presentar una colección de ochenta y dos cuadros de pequeño formato que retratan a su manera nuestra maravillosa costa.

La muestra se completa con otros oleos de mayor tamaño y formato muy diverso en los que el artista recrea aquellos arenales que más le han seducido...

En la creación artística uno se acerca a aquello que considera indispensable para su propio espíritu. A menudo, donde el espectador observa la belleza del paisaje, allí donde hay un acantilado, una playa, una sombrilla o unos niños jugando en la arena, el artista ve colores, manchas, luces, sombras, líneas, matices... Desde esa percepción, trato de transformar un sentimiento, plasmar la esencia del paisaje, captar las sensaciones que transmite y buscar su poesía.

Embelesados mis ojos y felices de mirar, ávido de abrazar todo lo que está ante mí, trato de ver lo que quiero ver, buscando la parte lírica e íntima del paisaje que desnudo. Trato de pintar desde dentro hacia fuera, sin imitar ni copiar la naturaleza, sino transmitiendo el sentimiento producido ante la misma y reflejando la emoción que ella me proporciona.