lunes, 4 de diciembre de 2017

BUNBURY - 'EX.TOUR 17-18': este tipo es un genio

Santander, 2 de diciembre de 2.018


Esta noche Enrique Bunbury ha visitado el Palacio de Deportes de Santander para presentar su último trabajo de estudio: “Expectativas” (2.017).



La nuestra es una relación que viene de lejos…
En 1.989 un compañero de clase me grabó en una cinta virgen de noventa minutos el que entonces era el último álbum de Queen: “The Miracle”. En la cara B, para rellenar, me grabó el primer disco de una banda de Zaragoza al que yo aún no conocía.

Enrique Bunbury (bajo y voz) y los hermanos Valdivia: Pedro (batería) y Juan (guitarra), habían fundado Héroes del Silencio en 1.984. Muy pronto, con la retirada de Pedro y la incorporación de Joaquín Cardiel (bajo) y Pedro Andreu (batería), la formación se transformó en el cuarteto que con el tiempo habría de triunfar en toda España y más allá de nuestras fronteras.

En 1.987 habían grabado “Héroe de leyenda”, un EP con cuatro temas cuyo éxito les permitió grabar un año después su primer disco: “El mar no cesa” (1.988).

 

Aparqué a un lado la cara A de aquella cinta e, ignorando a los británicos, desgasté la cara B. La ambigüedad de las letras de Bunbury, su fuerte personalidad y la estética del grupo me sedujeron de tal modo que me convertí en un fan incondicional de Héroes del Silencio.



En 1.990 el grupo publicó su segundo disco: “Senderos de traición”, con el que lograron consolidarse dentro del panorama musical de nuestro país. En él incluían temas como “Entre dos tierras” o “Maldito duende” que ocupan un lugar privilegiado en la historia del rock de nuestro país.

El 31 de julio de 1.991 los maños tenían que presentar su disco en la plaza de toros de Santander. Yo estaba allí, pero la lluvia les obligó a suspender el concierto. Afortunadamente, un par de meses después, el 19 de septiembre, la gira ‘Senda 91’ regresó a Santander y yo pude desquitarme.

Tras un año de descanso y desintoxicación ‘espiritual’ llegó “El espíritu del vino” (1.993) y una nueva gira que, aunque esta vez no pasó por Santander, sí que lo hizo por el campo de fútbol de Solares (29 de julio de 1.993), brindándome la posibilidad de volver a disfrutar del mejor directo del rock patrio.

El grupo había conseguido afianzarse en el extranjero y la gira de presentación de su siguiente disco: “Avalancha” (1.995), ya no recaló en nuestra tierruca.

Al año siguiente, de manera repentina, aduciendo diferencias personales, la banda anunció su disolución. Los miembros del grupo afrontaron nuevos proyectos musicales y Bunbury inició una exitosa carrera en solitario.

En 2.007, coincidiendo con el décimo aniversario de su separación, los maños se plantearon la posibilidad de realizar una gira de despedida que les permitiera cerrar de manera brillante su trayectoria en el mundo de la música y homenajear a sus seguidores. Yo no podía perdérmelo y que mejor lugar para verles que su ciudad...



El 12 de octubre de 2.007, en el estadio de fútbol de La Romareda, tuve ocasión de disfrutar como un loco de un concierto arrollador que no decepcionó a nadie: ¡el mejor concierto de mi vida!




En 1.998 Enrique Bunbury publicó “Radical sonora”, el primer disco de una dilatada y ecléctica trayectoria musical en solitario que me ha brindado la ocasión de acercarme a su directo en varias ocasiones.

El 13 de agosto de 2.005 la gira ‘Freak Show’ recaló en la campa del Palacio de la Magdalena y Enrique se subió al escenario en unas condiciones lamentables para ofrecernos un espectáculo deplorable.


Tardé en reconciliarme con él, pero el 8 de noviembre de 2.008 recompuso los restos de aquel naufragio y cuando la gira de presentación de su disco ‘Hellville de Luxe’ recaló en el velódromo de Anoeta (San Sebastián) no me quedó más remedio que caer rendido a sus pies.



El 28 de enero de 2.012 el tour de presentación de ‘Licenciado Cantinas’, recaló en Santander y ardiendo en llamas Enrique Bunbury pisó por primera vez el escenario de nuestro Palacio de los Deportes para regalarnos un puñado de canciones cantineras, revolucionarias y melancólicas.




Hoy ha vuelto a hacerlo, vestido de blanco y escoltado por sus Santos Inocentes: Álvaro Suite (guitarra), Jordi Mena (guitarra), Robert Castellanos (Bajo), Jorge Rebenaque (teclado y acordeón), Ramón Gacías (batería), Quino Béjar (percusión) y Santiago del Campo (saxofón), para resarcirse de la faringitis que este verano le impidió acudir a su cita con el ‘Santander Music Festival’ y satisfacer todas nuestras fundadas expectativas, ofreciéndonos un espectáculo brutal.




Siempre en acto de servicio, dándolo todo, Enrique Bunbury es el hombre delgado, dispuesto a cualquier cosa, que no flaqueará jamás.
Tiene ese ‘no sé qué’ que, no sé lo qué es, pero es lo único que importa. Credibilidad, autenticidad…: esas son algunas de sus credenciales y, aunque sea consciente de que a veces conviene más estarse quieto y callado, él siempre prefiere bailar un charlestón o cantar un rock&roll.



Las cosas cambian. Es cierto que de todo comienza a hacer ya mucho tiempo, pero él, haciendo del escapismo un arte, ha encontrado el modo de hallar espacio para nuevas libertades y aquel héroe de leyenda que en 1.988 encarnaba el sueño de un destino, ha nadado mar adentro para abrir la caja de Pandora. Al despertar ha comprobado que nada es como él había imaginado, pero hoy se siente distinto, porque es distinto… Todo aquello que siempre fue lo mismo permanecía oculto en su interior: ¡está todo tan claro!


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