martes, 9 de enero de 2018

EL CID: el más puro caballero que en buena hora ciñó espada

Santander, 3 de enero de 2.018


En 1.961, Charlton Heston y Sophia Loren protagonizaron una épica pélicula, poco rigurosa, de corte histórico, ambientada durante la reconquista peninsular, dirigida por Anthony Mann y con una fabulosa banda sonora firmada por Miklós Rózsa: "El Cid".


En el año 1.100 de la era cristiana, la paz y la guerra se disputaban España. Moros y cristianos convivían, desconfiaban y luchaban unos contra otros.
Esta es la historia de un caballero fiel que en buena hora nació, y en buena ciñó espada: la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien, elevándose por encima de las rencillas locales, convocó a todos los habitantes de España a luchar contra el enemigo común que amenazaba con destruir sus tierras y la civilización prometida, el emir africano Ben Yusuf.


Cuarenta años antes, Rodrigó ya había tomado partida en una batalla en la que había derrotado a los moros y capturado a sus cabecillas, pero, después de obligarlos a jurar lealtad al rey Fernando, les dejó en libertad. Acusado de traición por el conde Ordoñez, hubo de presentarse ante la corte, en Burgos, para ser juzgado. Su prometida, doña Jimena, confiaba ciegamente en él, pero no sucedía lo mismo con su padre, el orgulloso conde Gormaz, señor de Oviedo y alférez del rey, quien, acusándole de traidor, mancilló su honor y el de su familia.


Rodrigo no quiso matarle, pero no tenía otra opción: al desafiarlo sabía que estaba comprando su honor con el duelo de aquella que estaba destinada a ser su futura esposa. El amor que les unía seguía latiendo en sus corazones, pero Jimena se había jurado a sí misma que aprendería a odiarle. Ella tampoco podía vacilar: lamentaba profundamente no haber nacido varón para así haber podido vengar la muerte de su padre. Nadie en Castilla lo ayudaría a hacerlo, pues Rodrigo se había convertido en alférez real y primera espada del reino...


El rey Fernando le concedió la mano de Jimena, y ella se convirtió en su esposa. Sus heridas eran demasiado profundas: él era consciente de que el matrimonio no le devolvería su amor, pero tal vez acabase con su odio y, quizás luego, algún día...


Tras la muerte del rey Fernando, el asesinato del infante Sancho dejó los tronos de Castilla y León en manos de su hermano Alfonso, quien no perdonó las ofensas infringidas por Rodrigo, que le había obligado a jurar en público que no había tenido nada que ver el magnicidio. Le condenó al destierro: todas sus tierras, propiedades y privilegios fueron confiscados por la corona, y él hubo de abandonar Castilla sin ningún tipo de escolta.
Jimena ya no le odiaba: le había perdonado. Ambos podrían haber caminado juntos hacia una nueva vida, lejos de las armas, pero cientos de hombres les salieron al paso, aclamando su nombre.


Ella permaneció en Castilla, mientras él y sus mesnadas ponían sus espadas al servicio de la taifa de Zaragoza. Varios años más tarde, mientras las tropas de Ben Yusuf derrotaban al rey Alfonso en las llanuras de Sagrajas, los hombres del Cid asediaban la ciudad de Valencia y la conquistaban para él. Nadie había hecho más por España que Rodrigo: "¡que buen vasallo, si tuviera buen señor!".


En nombre de Dios, de Alfonso y de España, él y sus hombres se enfrentaron al ejército infiel. Al terminar la jornada, el Cid regresó gravemente herido a Valencia, pero, al día siguiente, después de muerto, cabalgó junto a sus tropas a lomos de Babieca y, después de arrojar al mar a Ben Yusuf, cruzó las puertas de la historia para convertirse en leyenda: el más puro caballero que en buena hora ciñó espada...

3 comentarios:

  1. hermosa historia de un heroico español

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  2. gran pelicula y ejemplo de fiel servidor de España

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  3. ya me gustaria que en ESPAÑA se hicieran grandes superproducciones como esta de los hombres que honraron nuestra patria

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