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jueves, 25 de agosto de 2016

HISTORIA DE UN BESO: el amor no se busca...

Santander, 19 de agosto de 2.016


En 2.002, José Luis Garci estrenó "Historia de un beso", una película costumbrista rodada en un un pueblo ficticio de su Asturias natal que constituye la segunda entrega de una trilogía inacabada que comenzó con "You're the one (una historia de entonces)".


"Me gusta rodar en Asturias. Me gusta el color: los verdes y los azules. De hecho siempre vuelvo a los mismos sitios, pero... ¿y qué? También John Ford rodó cerca de veinte películas en Monument Valley..."
(José Luis Garci)

Invierno de 1.949, Cerralbos del Sella: nieva...
Don Blas Otamendi ha muerto.


Parecía que estaba bien, pero el martes apenas desayunó...
Cada mañana le gustaba mirar al cielo, tomar café y fumarse un cigarrillo mientras leía la prensa. Le gustaba cambiar impresiones con sus amigos, estuviesen o no de acuerdo en sus apreciaciones sobre política, arte, economía, progreso... Le gustaban las carreras de caballos y saber que le aguardaban muchos libros que tenía en su bilbioteca que le apetecía leer, así como otros tantos que le apetecía, todavía más, releer. Le gustaba ver crecer a su sobrino, y le gustaba escribir...


Con sus libros siempre trató de distraer y emocionar, y nunca de convencer, y para eso intentaba escribir con amenidad sobre aquello que había visto, tratando de engañarse lo menos posible, porque, lo más fácil en este mundo, es engañarse a uno mimo.
Tenía mucho talento, pero era más conocido en el extranjero que en su propio país. Nunca le bailó el agua a nadie: ni a los políticos, ni a los banqueros, ni a los militares, ni a los curas..., y eso, en la España de la posguerra, no era buena cosa.

Había conocido a Andrea en el Balneario de Las Caldas: aquella tarde iba a llover mucho y el libro que ella estaba leyendo no merecía un resfriado...

Para cuando una ley muy severa contra las mujeres
que miran como Andrea.

El problema de los amores tardíos es que vuelven a ser los primeros. Don Blas alargó su sueño todo lo que pudo, pero lo más aterrador de la vejez es que se sale uno de su época: se vive en un tiempo anterior mientras el tren de cada cual se va retrasando, minuto a minuto, ante un expreso mucho más rápido al que llamamos vida.


Sus tiempos estaban confundidos: la música que a ella le gustaba seguro que no era ya la que le gustaba a él, y si todavía lo era, el momento en el que les gustaría escucharla, o el volumen, ya no coincidirían. Su hoy sería su ayer, y en ese ayer él tendría celos de su hoy, de su verdor, de su energía y de su juventud. Podría admitir de buen grado, aunque con algo de melancolía, sus proyectos, sus ambiciones y sus entusiasmos, pero no podría adueñarse de ellos y le agobiaría a todas horas hasta hacerle la vida imposible.

Te quiero tanto que no sé si habrás notado que ultimamente en el mundo apenas queda amor para nadie más....

No hay nada más hermoso que el amor, ese misterioso poder que sale de nuestros cuerpos... Como la música, la pintura o los libros, no se busca, se encuentra, y es como la risa: cuando llega no hay quien pueda resistirlo. Cuando te da el amor, como cuando te da la risa, todas tus defensas se hacen pedazos.
No hay dinero en el mundo para poder pagar el amor de una pareja. El amor es la mayor recompensa que nos da la vida, aunque a veces deje una herida en el alma de por vida...

lunes, 9 de mayo de 2016

TODOS ERAN MIS HIJOS: al menos no nos mintamos a nosotros mismos

Santander, 7 de mayo de 2.011

Arthur Miller fue un dramaturgo norteamericano del siglo XX ganador del premio pullitzer por sus obras “Muerte de un viajante” (1.949) y “Panorama desde el puente” (1.955).
Su obra se caracteriza por la crítica social, lo que contribuyó a que en la década de los cincuenta, acusado por Elia Kazan de simpatizar con las ideas comunistas, fuese víctima de la “caza de brujas” del senador Joseph Macarthy.
Estrenada en Broadway en 1.947 “Todos eran mis hijos” supuso su primer gran éxito.


Hoy el argentino Claudio Tolcachir ha presentado en la sala Pereda del Palacio de Festivales una fiel adaptación de la obra de Arthur Miller, que deja al descubierto la hipocresía, el egoísmo y el rencor de la sociedad norteamericana de la posguerra, pero que bien podrían serlo de ésta en la que nos ha tocado vivir.

Dos parejas de actores, una veterana y otra novel, se transforman a medida que la función avanza.


Carlos Hipólito borda el papel de Joe Keller, cabeza de familia absuelto en su día de la acusación de haber enviado al frente material defectuoso causante de la muerte de 21 pilotos del ejército americano. Su serenidad se transforma en  amargura y remordimiento cuando la verdad sale a la luz.
Gloria Muñoz es su esposa, Kate Keller. Su delirio y debilidad se vuelven fuerza y carácter cuando el horror se hace realidad. Ella es el pilar en el que se sustenta la familia.
Fran Perea es Chris Keller, el hijo vivo del matrimonio. Su actuación mejora a medida que la aceptación de la cruda realidad y la decepción se van instalando en el interior de su personaje.
Manuela Velasco es Ann Dever, hija del empleado de Joe Keller encarcelado por los delitos que él cometió, novia del hermano muerto de Chris y ahora prometida de éste. Es el único personaje sincero consigo mismo. Ella siempre conoció la verdad pero ha perdonado y trata de seguir con su vida adelante.


Es cierto que vivimos en una sociedad muy hipócrita que esconde sus miserias para ser feliz. Luchemos por construir un mundo más justo pero no centremos nuestras fuerzas en destapar escándalos aislados hundiendo a personas concretas sin reparar con ello el daño que causaron. Me gusta Ann porque ella es sincera consigo misma y no juzga la falsedad de los demás. Si pudiese me gustaría comportarme como ella... En una sociedad tan hipócrita, al menos no nos mintamos a nosotros mismos.

martes, 11 de septiembre de 2012

SONRISAS Y LÁGRIMAS: muchas sonrisas y ninguna lágrima

Bilbao, 2 de septiembre de 2.012

La jornada de hoy estaba planificada desde hace unos días y todo había encajado perfectamente, aunque eramos plenamente conscientes de que nuestros proyectos se podían ir al traste en cualquier momento: comida familiar en Santurce con mi tía y mis primas, sobremesa poniéndonos al día de las experiencias vividas durante el largo verano, paseíto por el puerto, columpios y después a disfrutar del musical "Sonrisas y lágrimas" en el Palacio Euskalduna.

Las cinco entradas ya estaban guardadas en mi cartera cuando ayer a mediodía una llamada de teléfono hacía que todos los planes se fuesen al garete.
La pequeña Irene se había adelantado unos días y ya había nacido; aún no sabíamos ni cuanto pesaba pero sí que todo había ido bien y que madre e hija estaban perfectamente.
Suficiente. Eso era lo importante; no hacía falta saber más.

La féliz noticia trastocó nuestra agenda.
Ansiosos por conocer a nuestra primita y achuchar a su mamá hoy nos tocaba repartirnos para visitar el Hospital de Cruces.
Primero he ejercido de tío y después de pasarlo de maravilla jugando con mis sobrinos y sus marionetas, cuando sus papás han vuelto de Santurce, hemos sido mi madre y yo quienes hemos ido para allá: comida apresurada, poca sobremesa y por supuesto nada de paseo ni columpios, pero a media tarde estaba dándole un besazo a mi prima y se me caía la baba con un bebé precioso y chiquitín en mis brazos: ¡guapa!
Después, con una enorme sonrisa instalada en nuestros rostros, retomamos nuestros planes y nos encaminamos al Palacio Euskalduna...

En 1.938, tras la ocupación nazi, la familia austriaca von Trapp se vio obligada a abandonar su país recalando en Estados Unidos.
En 1949 María von Trapp publicó un libro en el que narraba los avatares vividos por la familia, "The story of the Trapp Family singers", que sería la base para la creación del exitoso musical estrenado en Broadway en 1.959, "The sound of music".
Unos años después, Julie Andrews y Christopher Plummer protagonizaron  "Sonrisas y Lágrimas", popular adaptación cinematográfica del musical ganadora del Óscar a la mejor película y cuatro estatuillas más en 1.965.

Después de más de cincuenta años el musical ha llegado a España y Jaime Azpilicueta dirige una producción que está recorriendo gran parte de nuestra geografía antes de instalarse en el Teatro Arteria Coliseum de la Gran Vía madrileña.



Silvia Luchetti es María, la alegre y vitalista novicia que llega a la mansión del estricto capitán von Trapp (Carlos Hipólito) para ayudarle en el cuidado y la educación de sus siete hijos tras la muerte de su esposa.
La irrupción de la joven, su guitarra y sus canciones revolucionará la encorsetada vida de los niños y trastocará los sentimientos del capitán.

Me gusta la actuación de Noemí Mazoy, la madre abadesa que ayuda a la joven María a encontrar su camino, y la fantástica interpretación de Carlos Hipólito que sorprende en su nueva faceta artística, sobre todo en la segunda parte del espectáculo, demostrando que también es capaz de emocionarnos cantando.
Pero por encima de todo sobresale la espectacular escenografía que nos permite colarnos en la inmensa mansión del capitán von Trapp y respirar el aire limpio y fresco de las montañas austriacas.




"Sonrisas y lágrimas" es una cuidada y ambiciosa producción que  cuenta una historia demasiado conocida por todos y que se desarrolla sin aburrirnos, sorprendernos ni emocionarnos,   arrancándonos alguna tierna e inocente sonrisa y ninguna lágrima.


lunes, 5 de diciembre de 2011

UN DIOS SALVAJE: Yasmina Reza en pantalla grande


Peñacastillo, 23 de noviembre de 2.011

Hablar de Yasmina Reza es hablar de teatro y de éxito.
Natural de París, los trabajos de ésta dramaturga francesa han recibido multitud de premios en su país y fuera de él.

En 1.994 se estreno “Arte”, una producción que cosechó éxitos en infinidad de países y que tuve la oportunidad de disfrutar en 1.998, en el Palacio de Festivales, protagonizada por Josep María Flotats, Josep María Pou y Carlos Hipólito.
Años después, en 2.004, en Madrid, en el teatro Infanta Isabel, volvería a disfrutar de una nueva producción de esta obra protagonizada en esta ocasión por los argentinos Ricardo Darín, Oscar Martínez y Germán Palacios.

Las reacciones de tres amigos frente al carísimo cuadro que uno de ellos acaba de adquirir, un lienzo en blanco con unas imperceptibles líneas transversales de color negro, son el instrumento del que la autora se sirve para reflexionar, en clave de humor, sobre el verdadero valor de la amistad y los pilares sobre los que ésta se sustenta.


Una decada después, en 2.008, Yasmina Reza volvería a triunfar en los escenarios españoles con su obra “Un dios salvaje”, protagonizada por Maribel Verdú, Pere Ponce, Aitana Sánchez-Gijón y Antonio Molero y de la que pude disfrutar en el Teatro Concha Espina de Torrelavega.

De nuevo un incidente insignificante, en esta ocasión la pelea de dos pequeños en un parque, es el detonante del que se sirve la autora para desnudar al ser humano.
Los padres de los dos pequeños se reúnen en el piso de uno de los matrimonios para tratar de resolver pacíficamente el incidente protagonizado por sus hijos pero al enfrentarse cara a cara con sus “contrarios” sacan a relucir todo lo que esconden en su interior: sus miedos, sus complejos y sus frustraciones.

























Éste es el trabajo que ha llevado al cine el director polaco de origen francés Roman Polanski, eligiendo para subirse a su particular escenario a actores consagrados de la talla de Kate Winslet, Christoph Waltz,  Jodie Foster y John C. Reilly.

Polanski rueda la película en un solo decorado, el piso en el que los cuatro protagonistas se reúnen, en tiempo real y apoyándose en el fantástico trabajo de los actores.

Estupenda película que no puede impedir que el olor de las palomitas nos recuerde que esto es cine, y que el teatro tiene otro sabor.