Santander, 26 de enero de 2.012
Tarde de invierno en Santander: desapacible, fría y lluviosa.
Una tarde perfecta para quedarse en casa disfrutando de un café calentito junto a la ventana, sintiendo llover y escuchando las canciones de Chebú.
Una pena que el disco de Nahúm y Yenia no se vaya a publicar al menos hasta que llegue la primavera así que no me queda más remedio que cambiar de planes.
Me pongo el abrigo, cojo un paraguas y opto por escucharles en directo en el Café Tucán.
No hace mucho Chebú celebró su primer aniversario.
Yo les escuché por primera vez hace unos meses, a finales del verano pasado; desde entonces no he dejado de anotarme en mi agenda ninguna de las fechas de sus conciertos y varias han sido las ocasiones en que he podido disfrutar de sus canciones.
Hoy su concierto ha tenido un sabor diferente…
Al fondo del Café Tucán, un rinconcito cálido es el lugar desde el que esta vez Chebú ha hecho disfrutar de su música a un público que poco a poco les va conociendo y que hoy abarrotaba el local.
La presencia de Charlie en la percusión cada vez es más constante y Nahúm sigue acariciando el teclado con maestría.
Yenia sigue pareciendo una joven tímida que insiste en cobijarse en la mirada de su compañero y que canta arrugando la nariz, con sus manos en la cintura y los ojos cerrados, pero poco a poco parece que va perdiendo el miedo a enfrentarse a un público que le adora llegando incluso a intercambiar algún guiño cómplice con los amigos que le apoyan desde la sombra.
Su voz multicolor sigue teniendo multitud de matices pero hoy además me ha transmitido una fuerza que otras veces no había percibido.
Estos chicos siguen creciendo y el de hoy ha sido un concierto aún más bonito que los anteriores.
Su voz ha anidado en mis oídos y espero con impaciencia la publicación de su disco.
Una vez más, ¡enhorabuena!.
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