Santander, 31 de julio de 2.020
Javier Olivares abre las puertas de su
Ministerio para que sus patrulleros vayan y venga a su antojo: Macarena García
se ha hecho un hueco entre ellos y Rodolfo Sancho parece que ha vuelto para
quedarse, pero Aura Garrido sigue de permiso, aunque siempre que puede saca un
ratillo para visitar a sus colegas…
Julián murió en la batalla de Teruel, en 1.937, pero en 1.943 sigue vivo. Cree ser quien no es: Eulogio Romero, un hombre que no tiene nada que perder porque ya lo ha perdido todo. Pasó años en la cárcel, esperando a ser ejecutado, mientras su mujer y sus dos hijos morían en el bombardeo de Águilas (Murcia), y, ahora, junto a un grupo de valientes republicanos, pretende asesinar al generalísimo.
Sin embargo, la historia es la
que es, y punto: el Ministerio del Tiempo debe encargarse de que siga tal y como
está, aunque eso suponga evitar que un puñado de suicidas nos priven de
cuarenta años de dictadura…
Julián ha regresado al siglo XXI sin saber
quién es en realidad. Tiene miedo y necesita descansar. Solo Amelia puede ayudarle
a reconocerse. Sufre un shock postraumático del que ha despertado llamándola a
gritos. Cree estar volviéndose loco, pero ella ha viajado a la nueva sede del
ministerio desde el año 1.885 para ayudarle a recordar…
Mucho ha llovido desde que ella se fue; la
pena es que no haya vuelto para quedarse…
Alonso se ha cortado el pelo, se ha casado
con Elena y ha tenido una hija con ella.
Pacino, por su parte, mantiene una
relación con la joven Lola Mendieta que los dos intentan mantener en secreto
porque no es buena para su trabajo.
La lucha por la justicia no es fácil; nunca
lo ha sido y nunca lo será. Se cobra un peaje en nuestras familias, en nuestros
amigos y, especialmente, en nosotros mismos, pero, al final, el precio que pagamos
nos merece la pena por nuestra propia dignidad. La corrupción es el principal
fallo del sistema…
Díaz Bueno escapó del psiquiátrico en el
que estaba encerrado. ¿A quién pagó para hacerlo? Nunca lo sabremos. Robó las
Meninas de Velázquez en 1.937, cuando, junto a otras grandes obras, iban a ser
trasladadas a Valencia, desde el Museo del Prado, para evitar que pudieran perderse
durante los bombardeos de la Guerra Civil, y amenazó a Picasso con destruirlas
si no le entregaba el Guernica que estaba pintando. El Ministerio consiguió
dejar las cosas como estaban, pero él huyó a bordo del anacronopote inventado
por Enrique Gaspar Grimbau tomando a la joven Lola Mendieta como rehén…
Han pasado once años desde su desaparición,
pero Pacino no puede quitársela de la cabeza. Necesita salvarla, aunque para
ello tenga que viajar al pasado y matar a Díaz Bueno antes de que este
comenzara a usar la máquina diseñada para viajar en el tiempo ingiriendo un
misterioso brebaje que le permite hacerlo sin envejecer ni rejuvenecer; pero intentar
cambiar el pasado nunca sale bien. Hacerlo siempre conduce a algo peor: ¡es chungo
total!
No hay comentarios:
Publicar un comentario