miércoles, 26 de octubre de 2011

ANDRÉS SUÁREZ EN EL JARDÍN DEL ABUELO: ha sido tan bonito...

Santander, 27 de agosto de 2.011

La Casa del Abuelo ha vuelto a abrir sus puertas y lo ha hecho para que, un año después, regrese a su jardín Andrés Suárez.

En un par de meses tiene previsto presentar su nuevo disco y por primera vez en mucho tiempo va a alejarse durante una temporada de los escenarios.
Ha querido poner el punto y final a la gira de “Maneras de romper una ola” en un lugar mágico como éste.

 

Frente a la misma carpa que hace apenas una semana acogió a Marwan, aunque en esta ocasión cerrada con una lona, se extiende una pequeña tarima.
En un rincón descansan un ramillete de hortensias y una guitarra mientras que en el otro lo hace una lámpara de pie que nos brinda una luz cálida y tenue.
En medio, dos micrófonos: uno para que Andrés nos emocione y acaricie el alma y el otro para que juegue y se adorne.
Enfrente un público entregado que abarrota el jardín y nosotros, con todas las sillas ocupadas, tendidos en el césped, a sólo un par de metros del escenario.

Gente de muchos rincones ha querido venir a Santander a gozar este concierto: Bilbao, Madrid, Salamanca, Valladolid, Soria, Sevilla, Barcelona, Pontevedra...
El cantautor ha agrecido su esfuerzo y les ha brindado un sincero aplauso como lo ha hecho con los abuelos, con Diego y todos los que le han ayudado a montar este tinglado y con Rosa y Laura, las chicas del Bokeh.

Al filo de las diez de la noche ha comenzado un concierto que Andrés no quería que terminase nunca.
Ha recorrido sus “Maneras de romper una ola” al completo y ha rescatado algún tema de su anterior trabajo, “De ida”.
Le ha dado tiempo a homenajear a Extremoduro, grupo al que él plagiaba cuando quería impresionar a alguna compañera de instituto y versionaba cuando empezaba en el mundo de la música, o a Iván Ferreiro y nos ha regalado una “Lucha de gigantes” cantada a las estrellas.

A la una de la madrugada los municipales han puesto punto y final a una noche mágica pero antes Andrés nos ha dado las gracias y ha desenchufado su guitarra: se ha mezclado con el público, se ha dejado envolver por nosotros y en la penumbra nos ha cantado al oído mientras le recordábamos que “le queremos tanto…”.
Ha sido tan bonito.

Este chico es un “cañón”; no es un cantautor al uso.
Un escenario de dos metros cuadrados se le queda pequeño y su guitarra es poca compañía para él. Se acordó de Sefo Barragán y yo también.
Verle en directo con una banda potente tiene que ser increible aunque lo de hoy ha sido único.
¡¡¡Gracias!!!

3 comentarios:

  1. Espero volver a verle por estas tierras. No fue el mejor concierto de los que he visto este año, pero si uno de los más Especiales y Mágicos.

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  2. Totalmente de acuerdo Heras, pero es que el nivel está muy alto, ¿eh?
    FCP

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  3. La gran incognita, vendra con banda?, me pega que no.

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