Santander, 12 de noviembre de 2.011
El Palacio de Festivales y la Sala Argenta han abierto sus puertas esta noche al Ballet Nacional de Cuba, que bajo la dirección de Alicia Alonso ha vuelto a Santander para presentar “La Cenicienta”.
Se trata de la única música del austriaco Johan Strauss (hijo) compuesta expresamente para un ballet y cuyo estreno tuvo lugar en Berlín en 1.901.
La compañía cubana pone en escena una revisión de la coreografía que Pedro Consuegra presentó en la Opera de Marsella en 1.988 llevada a cabo por el propio coreógrafo cubano y estrenada en La Habana en 1.996.
Se trata de un ballet en dos actos y cuatro escenas, con dos partes claramente diferenciadas.
El primer acto tiene un carácter eminentemente narrativo. Johan Strauss nos envuelve en un soporífero e interminable vals que impide que el despliegue técnico de los bailarines cubanos nos llegue a emocionar.
La coreografía de Consuegra respeta el cuento de Charles Perrault: la pobre Cenicienta sufre los abusos y el desprecio de su madrastra y hermanastras quiénes no pueden impedir que, gracias a la intervención del hada madrina, acuda a la fiesta organizada en el palacio real, dónde cautiva al príncipe heredero.
Las agujas del reloj están a punto de marcar la medianoche; la hermosa niña huye rauda de palacio perdiendo su zapato.
El encantamiento se rompe.
El segundo acto no tiene nada que ver.
En un abrir y cerrar de ojos los emisarios del principe encuentran a Cenicienta y comprueban que el zapato perdido en la fiesta le pertenece; ella es la joven de la que el príncipe se ha enamorado.
A partir de entonces la magia nos envuelve.
Sobre el escenario disfrutamos de un fabuloso divertimento, al estilo de los grandes ballets clásicos, donde la compañía despliega su repertorio aunando destreza y tradición, y un hermosísimo y arriesgado paso a dos en el que la Cenicienta (Anette Delgado) y el principe heredero (Dani Hernández), envueltos, ahora sí, por la hermosa música de Strauss, nos cautivan con con su técnica y sensibilidad.

Un bonito “colorín, colorado,…”.
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