Madrid, 30 de diciembre de 2.012
En Madrid, en la confluencia de la Carrera de San Jerónimo y el Paseo del Prado, se alza el Palacio de Villahermosa, entre el Palacio de los Duques de Medinaceli (convertido en el actual Hotel Palace) y el Palacio de los Duques de Béjar (actualmente sede del Banco de España).
El edificio, de principios del siglo XIX, fue mandado construir por María Pignatelli y Gonzaga, viuda del XI Duque de Villahermosa, y fue la residencia habitual del matrimonio en Madrid.
El asentamiento de la corte en Madrid a principios del siglo XVIII, las frecuentes visitas de los monarcas al Monasterio de los Jerónimos y la construcción del Palacio del Buen Retiro, residencia veraniega de los reyes, fomentaron el desarrollo urbanístico de esta zona periférica de la ciudad que se convirtió en un importante núcleo cortesano en el que proliferaron las villas de recreo y las casas-jardín.
Se trata de un edificio de estilo neoclásico de tres plantas con fachadas de piedra y ladrillo visto rojo diseñado por Antonio López Aguado.
En 1973 el palacio fue adquirido por la Banca López Quesada que lo convirtió en edificio de oficinas.
Posteriormente, en 1.983, tras la quiebra y desaparición de la entidad bancaria pasó a formar parte del Patrimonio del Estado hasta convertirlo en sede del Museo Thyssen-Bornemisza.
Posteriormente, en 1.983, tras la quiebra y desaparición de la entidad bancaria pasó a formar parte del Patrimonio del Estado hasta convertirlo en sede del Museo Thyssen-Bornemisza.
El museo, que abrió sus puertas en octubre de 1.992, constituye junto al Museo del Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia el denominado "triángulo del arte" y alberga la Colección Thyssen-Bornemisza, adquirida por el estado español al Barón Thyssen en 1.993.
En 2.004 se incorporó como préstamo la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, propiedad de la baronesa, y se ampliaron las instalaciones del Palacio de Villahermosa, lo que permitió incrementar el número y la variedad de las exposiciones temporales programadas.
Actualmente se puede contemplar en su interior la exposición temporarl: "Gaugin y el viaje a lo exótico" articulada en torno a la figura de Paul Gaugin y su huída a Tahití, donde el genial pintor francés se dejó cautivar por el explendor de sus paisajes y el exotismo de sus gentes, y su influencia en los movimientos de las primeras décadas del siglo XX como el fauvismo francés o el expresionismo alemán.
Paul Gaugin parecía destinado a convertirse en un acomodado burgués pero acosado por la miseria y la enfermedad acabó viviendo como un indígena en medio del Pacífico sumido en una constante búsqueda de paraísos ideales.
"Nuestra vida de hombres civilizados está enferma; nuestro arte también. Sólo podemos devolverle la salud empezando de nuevo, como niños o como salvajes."
La crisis económica posterior a la guerra franco-prusiana hizo que perdiese su trabajo como corredor de bolsa, impulsándole en 1.887 a viajar a Panamá donde durante un muy breve periodo de tiempo participó en la construcción del Canal de Suez.
Junto a su amigo Charles Laval recaló en Martinica y la espesura tropical y el encanto de sus gentes lo cautivaron transformando el lenguaje pictórico del artista que optó por alejarse del impresionismo para dejarse envolver por la sensualidad del color.
"Idas y venidas, Martinica", 1.887
La enfermedad le obligó a regresar a Francia pero en 1.891puso rumbo a la Polinesia.
Se instaló en Thaití, pero la colonización había llegado a la capital de la isla antes que él lo que le empujó a internanse en la espesura tratando de recuperar en sus cuadros el exotismo primitivo del pueblo maorí.
"Haere Mai" ("Venid"), 1.891
Sus cuadros son una representación de la deslumbrante naturaleza y de la cultura maorí. La exuberancia de la isla queda reflejada en los lienzos de Gaugin que se convierten en explosiones de color que encierran simbólicas representaciones de un idílico Jardín del Edén.
"Mata mua" ("Érase una vez"), 1.892
Robustas mujeres de piel tostada, largas melenas negras y labios carnosos con adornos en el pelo y vestidas con ropas de vistosos colores pueblan sus cuadros en actitudes siempre distendidas y relajadas.
"Parau api" ("¿Qué hay de nuevo?"), 1.892
Después de dos años Paul Gaugin regresó a Francia, país que abandonó de manera definitiva en 1.895 para volver a Tahití e instalarse después en Hiva Oa, en las Islas Marquesas, donde falleció en 1.903.
Tahití era entonces un paraíso terrenal que no podía perdurar.
La constatación de esta realidad animaba al artista a incentivar una rebelión indígena que no se producía. El pesimismo y la depresión se apoderaron de él y los tonos rojos, ocres y marrones pueblaron sus lienzos a medida que la muerte se acercaba.
"Cambio de residencia", 1.902
"Paisaje con perro", 1.903
La exposición muestra la gran influencia que la búsqueda de un universo exuberante que Paul Gaugin plasmó en sus cuadros tuvo en generaciones posteriores.
Artistas como Henri Rousseau o Emil Nolde acometieron con distintos planteamientos y utilizando diferentes lenguajes pictóricos la reconquista del primitivismo propuesta por el propio Gaugin.
"Paisaje tropical con un gorila atacando a un indio"
Henri Rousseau, 1.910
La salvaje libertad en el uso del color de la que hizo gala el artista francés y su tratamiento del desnudo tuvieron una gran influencia en los fovistas franceses (Jean Metzinguer, André Derain...) que absorvieron sus formas y su potente universo cromático y en los expresionistas alemanes (Ernst Ludwing Kirchner, Otto Müller, Franz Marc...) que hicieron lo propio con las nuevas pautas propuestas para la representación del cuerpo humano.
"Bañistas: dos desnudos en un paisaje exótico"
Jean Metzinguer, 1.905
"Dos desnudos femeninos en un paisaje"
Otto Müller, 1.922
"El Sueño"
Franz Marc, 1.912
Un breve análisis del viaje como impulso renovador de la vanguardia y de la concepción moderna de lo exótico a través de la obra de artistas como Wassily Kandinsky, Paul Klee o Robert y Sonia Delaunay completan el paseo que los comisarios de la exposición nos han propuesto a lo largo de la pintura de principios del siglo XX utilizando la genial figura de Paul Gaugin como elemento vertebrador.
"Cantantes de flamenco"
Sonia Delaunay, 1.915
"Portuguesa"
Robert Delaunay, 1.916
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