martes, 22 de enero de 2013

Las NOCHES SABINERAS me reconcilian con las canciones del maestro

Madrid, 19 de enero de 2.013


Una ciclogénesis explosiva nos acecha mientras densos nubarrones negros se ciernen sobre mi incierto futuro. Llueve mucho pero se que detrás de las nubes sigue brillando un sol  espléndido.

Esta noche, en el escenario de la sala Galileo Galilei, Antonio García de Diego y Pancho Varona me han recordado que aún tengo más de cien motivos para no cortarme de un tajo las venas. Lo cierto es que no necesito tantos.
Tengo memoria, familia y amigos, tengo presente, pasado y futuro, tengo amores que matan y el lujo de no tener hambre, tengo el mar, tengo la luna, tengo Ecos, Tersipcores y Talías, y tengo dos ases escondidos en la manga.
Tengo la fortuna de tener cerca gente a la que quiero y con la que poder compartir inquietudes y preocupaciones, sueños y pasiones, viajes a Madrid, visitas al Santiago Bernabéu, Mundiales de Balonmano y noches de música como la de hoy.
No necesito mucho más.
Soy afortunado: ¡estoy vivo!

Joaquín Sabina es un maestro pero hace tiempo que no me pellizca.
Acumula canciones maravillosas con las que ya no me hace vibrar. Pequeños tesoros que sigue exponiendo, pero encerrados dentro de una urna de cristal.
Por suerte sus compañeros Pancho Varona y Antonio García de Diego, ésos con los que firmó la mayor parte de sus canciones, y sus músicos más fieles -Pedro Barceló (sustituido hoy por Paco Beneyto), Jaime Asúa y José Romero- siguen disfrutando lanzándose al ruedo y toreando unos temas bravos que siguen siendo capaces de embestir al corazón.

Cuando los compromisos de sus jefes se lo permiten se suben a pequeños escenarios para regalarnos sus particulares Noches Sabineras: reuniones de amigos en las que cantan temas del maestro y que terminan convirtiéndose en imprevisibles sesiones de karaoke en las que los invitados más valientes pueden subir al escenario para cantar lo que deseen.

Hace unos años pude vivir esta experiencia en Santander, en la sala BNS, y aunque no recuerdo cual fue la canción que escogió, aquella fue la primera vez que vi cantar a Quique González sobre un escenario.
Hoy, después de bastante tiempo sin tocar en Madrid, preveíamos un desfile continuo de artistas sobre el escenario, pero no ha sido así.
Pese a que dispersos entre el público que llenaba la sala se ha podido ver a gente como Ara Malikian, Txetxu Altube o los chicos de Love of Lesbian, el único invitado que ha compartido micro con los músicos de Sabina ha sido el hijo de Antonio García de Diego, que ha pasado algún apuro con la letra de "Corre, dijo la tortuga".
No ha hecho falta más. Ellos sólos se han bastado para pellizcarnos con sus 'transformers', cargados de sinceridad y sensibilidad.
Después ha comenzado la sesión de karaoke, una fiesta a la que sólo los compromisos con las autoridades municipales han podido poner fin. 

Ojalá pronto me reconcilie con el maestro Sabina; mientras tanto las Noches Sabineras me reconcilian con sus canciones: ¡grande Sabina!

1 comentario:

  1. Como pudimos observar el sábado, las Cilogénesis explosivas no son para tanto, y por mucha lluvia y viento que venga luego escampa y podemos ver nuevos paisajes mas bonitos aún.

    Siempre un lujo compartir cosas....AMIGO!!!!!

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