lunes, 18 de marzo de 2013

JAVIER VARGAS & RAIMUNDO AMADOR - 'NOCHE DE BLUES Y FLAMENCO': decepción a las puertas del paraíso

Bilbao, 17 de marzo de 2.013


Grandes eran las expectativas que el concierto de esta tarde me había despertado y crecían aún más mientras subía las escaleras del Teatro Arriaga y me sentaba en mi butaca dispuesto a disfrutar de una prometedora velada de blues y flamenco.




Javier Vargas y su Vargas Blues Band han sido los encargados de dar el pistoletazo de salida a una noche muy  larga.
Hasta hoy no les conocía, pero su prestigio les precede.
Javier Vargas nació en Madrid pero fue en Argentina, país al que emigró junto a sus padres, donde aprendió a tocar la guitarra.
Siendo aún adolescente viajó a EE.UU. instalándose en Nashville primero y en Los Ángeles después, y frecuentó estudios de grabación y clubes en los que conoció a importantes músicos.
Regresó a España. Formó parte de las bandas de la Orquesta Mondragón, Manolo Tena o Miguel Ríos y en 1.991 optó por formar su propia banda, la Vargas Blues Band.
Desde entonces ha grabado más de veinte discos en los que funde el blues con ritmos latinos, rock o flamenco. Ha recorrido medio mundo y colaborado con artistas de la talla de Andrés Calamaro, Prince o Carlos Santana..

El contundente y sobrio sonido de Bobby Alexander (voz), Luis Mayo (bajo), David Lad Sánchez (teclado), Peter Kunst (batería) y el propio Javier Vargas (guitarra) me ha envuelto arrastrándome hasta fronteras que no rebasamos para asomarnos a abismos a los que nunca llegamos a lanzarnos.
Sin necesidad de hacer grandes alardes me han seducido con sus ritmos, sinuosos y prohibidos, más propios de un oscuro club que de un lujoso teatro.
Después de hora y cuarto se han retirado del escenario.

Era el turno entonces de Raimundo Amador, prestigioso guitarrista de origen gitano que partiendo del flamenco se sumerge en el blues.
Ése tenía que haber sido el momento de morder la manzana. dejarse arrastrar por la pasión y lanzarse al vacío rebasando todos los límites, pero el sevillano se ha perdido entre alardes carentes de duende y su hora y cuarto se me ha hecho eterna.

La recta final del concierto la han afrontado todos juntos.
Javier Vargas marcaba los tiempos, la Vargas Blues Band le acompañaba y Raimundo, sin mucho éxito, invocaba al duende.
Estaba a la puertas del paraíso pero, ni me las han abierto ni me han arrastrado al infierno.
¡Que decepción!

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