miércoles, 20 de marzo de 2013

MARÍA BLANCHARD: mosaicos de luz en el Mueso Nacional Centro de Arte Reina Sofía

Madrid, 17 de febrero de 2.013


Coincidiendo con el octuagésimo aniversario del fallecimiento de María Blanchard la Fundación Botín y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía organizaron el año pasado una exposición monográfica cuyo principal objetivo era reinvidicar la trayectoria artística de esta pintora santanderina, partícipe excepcional de las principales vanguardias de principios del siglo XX.

El verano pasado una importante selección de sus obras permanecieron expuestas en la sala de exposiciones de la propia Fundación Botín en Santander, tratándose de una muestra centrada fundamentalmente en la etapa cubista de la artista, comprendida entre 1.913 y 1.919.

En octubre la exposición se trasladó al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, donde aún se puede visitar.

En 1.986 se inauguró en Madrid el Centro de Arte Reina Sofía, destinado a albergar exposiciones temporales, convirtiéndose dos años después en el museo que albergaría los fondos artísticos procedentes del Museo Español de Arte Contemporáneo (MEAC), una prolongación de la colección de arte albergada por el Mueso del Prado que trata de cubrir el periodo que va desde finales del siglo XIX hasta la actualidad.


El 10 de septiembre de 1.992 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, situado junto a la Plaza de Atocha, abrió sus puertas al público cerrando el denominado 'triángulo del arte' de Madrid formado por el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza y el propio Museo Reina Sofía.

El museo está instalado en el Edificio Sabatini, antiguo Hospital General de Madrid.
Fue el rey Felipe II quien en el siglo XVI decidió centralizar en el denominado 'Albergue de Mendigos' situado al final de la calle Atocha todos los hospitales dispersos en la ciudad fundando el Hospital de San Carlos.
En el siglo XVIII el rey Felipe V, al ver que sus instalaciones resultaban insuficientes para satisfacer las necesidades de la ciudad, encarga la construcción de un nuevo edificio. Se aprueba el proyecto presentado por el arquitecto José de Hermosilla y se acometen los trabajos en unos terrenos baldíos situados tras el antiguo albergue
Se cosntruyeron los sótanos pero tras la muerte de José de Hermosilla, reinando ya Carlos III, se encargó a Francisco Sabatini revisar y reanudar el proyecto que dio lugar a un edificio mucho más grandioso y costoso que el previsto inicialmente.
En 1.788, tras la muerte del monarca, se paralizaron los trabajos.  Sólo se había construido un tercio del edificio proyectado pero fue suficiente para inaugurar el nuevo Hospital General de Madrid.
Se trata de una construcción sobria de estilo neoclásico y consta de planta baja y tres alturas articuladas en torno a galerías interiores que envuelven un gran patio central.


En 1.965 se clausuró el hospital. El edificio corrió entonces riesgo de ser demolido pero en 1.977 fue declarado monumento histórico-artístico garantizando así su supervivencia y en 1.980 comenzaron los trabajos de restauración que deberían permitirle convertirse en sede del  Centro de Arte Reina Sofia.
En 1.988 José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro acometieron las últimas modificaciones necesarias para inaugurar el nuevo Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía que incluirían la incorporación de las tres torres de ascensores de vidrio y acero diseñadas en colaboración con el inglés Ian Ritchie.


La actividad del museo y su continuo desarrollo propició en 2.001 la construcción de un nuevo edificio adyacente, inaugurado en 2.005, obra del arquitecto Jean Nouvel, que empleó materiales y técnicas novedosos para crear un espacio completamente diferente.


La ordenación del nuevo edificio y la fachada suroeste del antiguo facilitó la incorporación de una plaza pública cubierta para el disfrute de los madrileños que el propio Nouvel defínió como "una invitación a crear exposiciones, actividades...; un soporte para acciones".


Desde el 27 de octubre del año pasado el museo recoge y muestra una amplia selección de la obra de María Blanchard, una artista reconocida por sus compañeros (Ribera, Gris, Lipchitz...) aunque desconocida por el gran público.
La muestra recupera la obra expuesta en Santander el verano pasado pero nos propone además un breve recorrido por su etapa de formación y nos brinda la posibilidad de descubrir su madurez artística. A partir de 1.919 la santanderina abandona el cubismo y reinventa su pintura creando un estilo personal que recupera el espíritu de su "Mujer con abanico" pintado en 1.916.
Regresa a la pintura figurativa para distribuir y fragmentar la luz  creando brillantes mosaicos de intenso color.


"El borracho" (1.920)


"La cocinera" (1.924)



"Echadoras de cartas" (1.924-1.925)


Los niños se convierten en protagonistas de sus cuadros. Siempre están robustos y sanos pero su expresión, reflejo quizás de sus propios complejos y sufrimientos, es muy triste.


"La golosa" (1.924)

"El niño del helado" (1.924)

"El niño del globo" (1.924)

En 1.927 la artista tiene una crisis de espiritualidad y se refugia en la práctica católica. Su pintura se vuelve entonces más traslucida, meláncolica y serena; los contornos de las imágenes se deshacen, la luz se libera y los objetos se desmaterializan transmitiendo una serenidad que contrasta con sus inquietantes obras de épocas anteriores.

"La Comulgante" (1.914-1.920)

"La convalecencia" (1.927)

"La niña dormida" (1.928-1.930)

Después de haber visitado la exposición en Santander me costó decidirme a visitar la muestra del Museo Reina Sofia.
Ya conocía la etapa cubista de María Blanchard; lo que realmente me apetecía era descubrir su obra posterior, y no sabía hasta que punto esa etapa estaría presente en la exposición.
Sin duda mereció la pena dejarse envolver por los juegos de luz que ella encerró en sus cuadros.
¡Maravillosos!

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