lunes, 10 de junio de 2013

QUIQUE GONZÁLEZ - 'DELANTERA MÍTICA': ¿dónde está el dinero?

Santander, 8 de junio de 2.013


En el Escenario Santander Quique González ha presentado hoy su último trabajo, "Delantera mítica". El concierto ha empezado sólo unos minutos después de que muy cerca de allí, en los Nuevos Campos de Sport del Sardinero, se certificase el descenso a Segunda División B del Real Racing Club de Santander, un equipo sobre el que, en el año de su centenario, se cierne la oscura nube de la desaparición.
Revuelvo a los Revilla, Agudo, Pernía, Ali Syed o Lavín de turno con los pestilentes Urdangarín, Bárcenas, Blanco, Pujol o Blesa y a todos ellos les pregunto: ¿dónde está el dinero?
La justicia es un lujo que vive en un piso de alto standing y mientras nuestras ilusiones y esperanzas se desangran, gangsters y trileros aprenden a nadar bajo el aguacero sin que ninguno se tenga que comer el marrón, dinamitando mi fe en la especie humana. ¡Cuanta podredumbre!

La calle hierve a treinta y nueve grados y no hay nadie que se atreva a salir. El pescado que nos mira en el mercado, las flores podridas, las moscas atrapadas en las telarañas y los seis millones de parados demuestran que el mundo gira sobre un eje podrido. Unos y otros, políticos, empresarios y banqueros, afanan todo lo que pueden mientras  nuestros sueños se desmoronan pero al menos nos quedan algo de música, un libro de poemas y un caballo desbocado a los que aferrarnos. Este es el momento de sacar el orgullo de barrio: dejemos de ser reservas y saltemos a los telediarios; metámonos un 'chute' de rock, mordamos a alguien y comámonos el mundo porque nuestro espíritu no pueden arrebatárnoslo. ¡Somos los dueños de nuestro destino!


Quique González llega a Santander muy bien acompañado: Alejandro 'Boli' Climent (bajo y contrabajo), Edu Olmedo (batería), Edu Ortega (ukelele, violín y guitarra) y Pepo López (mandolina y guitarra) forman una banda compacta que convierte sus canciones en ganchos directos al corazón y dardos envenenados que nosotros encajamos como pistoleros de sangre caliente.
Todo lo que otros invierten en fuegos de artificio él lo gasta en cuerdas que le sostienen cuando cae, haciendo que su directo crezca hasta convertirse en una espontánea comunión de voluntades que se entregan eufóricas a un apasionado encuentro en el hotel Los Ángeles. 

Hoy, entre el público, iba a estar su amigo César Pop. Quique lo sabía y buscó un acordeón para él; lo encontró, y éste les acompañó en su trayecto Dallas-Memphis.



Se fueron dejando un rastro de confeti, pero nosotros, por si se les ocurre regresar, dejaremos la luz del garaje encendida.
Os esperamos...



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