jueves, 23 de julio de 2015

LA MENTXU: el alma de las fiestas del Carmen

Santurce, 14 de julio de 2.015


Aprovechando las fiestas del Carmen llevamos varios años acercándonos a Santurce. Solemos hacerlo en día laborable y esto hace que sea difícil que podamos reunirnos todos pero los peques pasan un rato juntos, jugando y forjando lazos que seguro que perdurarán en el tiempo. Con esta excusa he tenido ocasión de recorrer las txosnas, acercarme a las barracas e incluso contemplar desde el paseo del puerto la procesión marítima pero hasta hoy no había conocido a la famosa Mentxu.

Es la mascota de las fiestas: una simpática gaviota que desde 1.989, al comenzar las fiestas, rompe el cascarón del huevo que la comisión de fiestas coloca en lo alto del ayuntamiento y durante diez días se convierte en compañera de farra de pequeños y mayores antes de abandonar el municipio hasta el año siguiente volando entre un montón de globos.


Érase una vez una gaviota muy viajera que siguiendo el olor de unas exquisitas sardinas asadas llegó a Santurce. Se arrimó a una de las pailas repartidas por las calles y acercando su enorme pico se tragó una. Era la sardina más rica que había comido en su vida. Probó otra, y otra y otra..., hasta que no pudo más y decidió buscar un sitio en el que echar una siestecita. Con la tripa a punto de reeventar, dando barrigazos en las txapelas de quienes por allí pasaban, consiguió alzar el vuelo y alcanzó el tejado de un bonito edificio cercano desde donde podía escuchar y ver a la gente que en el parque jugaba y bailaba disfrutando de sus fiestas: ¡era el ayuntamiento! Mientras se relamía se fue quedando dormida. Cuando se despertó se dio cuenta de que se le había hecho muy tarde. "Si me doy prisa aún puedo descubrir algún pueblo más antes de que se haga de noche", pensó, pero al levantarse para emprender el vuelo descubrió, debajo de su blanco culito, un precioso y enorme huevo. Le pidió a las simpáticas palomas que vivían bajo el tejado de la iglesia que cuidasen de su huevito y que cuando el cascarón estuviese a punto de romperse le avisasen y continúo su viaje...
Un día de mediados de julio, al empezar las fiestas del Carmen, el ruido del primer txupinazo despertó y asustó a la gaviotita que estaba dentro del huevo. Al escuchar el segundo txupinazo ésta, pensando que era su amatxu, no esperó más y empujó fuerte hasta que la cascara se rompió.


Al asomarse vio debajo suyo un montón de gente cantando, riendo y bailando. El espíritu de las fiestas se le contagió al instante y bajó impaciente a unirse con todos los niños que le sonreían y saludaban sin parar. "¿Cómo te llamas?", le preguntaban, pero ella no sabía que responder, así que entre todos decidieron que sería su mascota y que le llamarían como a la virgen: Mentxu.
Jugaron y bailaron hasta muy tarde y cuando a la joven gaviota le entró sueño, regresó a su huevo y en un santiamén estaba soñando con lo bien que se lo había pasado junto a sus nuevos amiguitos. Al día siguiente le despertó un grupo de niños que gritaba: "¡Mentxu, Mentxu, Mentxu!".


Nuestra gaviotita pasaba los días jugando y riendo hasta no poder más, pero echaba de menos a su amatxu así que el último día de las fiestas les confesó a sus amigos que quería ir a buscarla para contarle todo lo que le había pasado pero no podía hacerlo porque no sabía volar. Los niños y sus aitas decidieron hacerle un fantástico regalo: en enorme montón de grandes globos con los que podría atravesar el mar y encontrar a su amatxu, pero a cambio le pidieron que prometiese visitarles todos los años para celebrar las fiestas juntos, algo que la Mentxu, una santurtziarra más, aceptó encantada.
Desde entonces, en Santurzi, durante las fiestas, se asan miles de sardinas, para que su amiga encuentre rápido el camino a casa, aquel viejo huevo que año tras año los vecinos del pueblo conservan en perfectas condiciones. Al llegar, cansada del viaje, la Mentxu se echa a dormir un rato, antes de que todos los niños le llamen a gritos para que baje a jugar con ellos hasta que terminen las fiestas y le vuelvan a regalar un montón de preciosos globos de colores que se verán en el cielo de todos los mares durante su largo camino de reencuentro con su amatxu.
(Roberto Quintela, Iñaki Berriatua,
Arturo Delgado y Eneko Aristi)

Hoy está previsto que la Mentxu salga de la Casa Torre y junto a una charanga de un largo paseo por las calles del pueblo.
Nos plantamos frente al vetusto palacio y a la hora prevista la Mentxu se asoma al balcón para saludar a los santurzanos que se apiñan delante de la puerta.



Elena me lo había advertido: "es una especie de estrella del rock a la que los niños del pueblo vitorean y zarandean sin parar". ¡No le faltaba razón!
Entre gritos y aplausos sale a la calle y se va de jarana. Los niños corean su nombre y ella inicia un largo paseo a lo largo del cual no deja de jugar con la multitud de pequeñajos que le acompañan.


Dani, Diego y Adrián le han perdido el miedo: le han seguido durante todo el recorrido, acercándose a ella pare que les abrace y acaricie y yo no he dejado pasar la ocasión de fundirme con ellos y acompañarles.


Confieso que no le encontraba la gracia a la Mentxu: pensaba que era una mascota más pero ha sabido ganarse el cariño de los más peques y se ha convertido en el alma de la fiesta. ¡¡¡Viva la Mentxu!!!

1 comentario:

  1. Mola el cuento!! Y contado en una campa después de un bocata más!

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