viernes, 14 de agosto de 2015

UN PUEBLO DE LEYENDAS: una fiesta artesanal

Barriopalacio, 9 de agosto de 2.015


Madrugar y estirar el día esta vez no era una opción. La Ruta de los Cañasterios ha pasado factura y hoy dormir era lo más importante pero el buen tiempo y el entusiasmo de los peques han vencido a la pereza y por la tarde, prontito, nada más comer, nos hemos puesto en marcha rumbo a Barriopalacio de Anievas para disfrutar de una nueva edición de una fiesta artesanal que aunque no aporta nada nuevo sigue mereciendo la pena: Un Pueblo de Leyendas.


Convocados por la malvada Guajona, el Ojáncano, su esposa la Ojáncona, el Cuegle, una Bruja y un par de Culebres se han reunido en el Bosque de Carabú para buscar una solución a su problema: los hombres, amparados por duendes y anjanas, les están perdiendo el miedo...


Ajenas a sus planes un puñado de hadas y anjanas bailan junto al río contagiando felicidad a quienes les contemplan.


Mientras, en la Peña del Ojáncano, el comité de malvados ha vuelto a reunirse. Han raptado a la Sirena, la Anjana, el Duende de los Extravíos y el Señor Musgoso: pretenden lanzar sobre ellos un horripilante hechizo que les vuelva malvados privando así a los hombres de la protección de los seres buenos del bosque.
El simpático Trastolillo consigue liberarles y poco después la Anjana se reúne con los monstruos para resolver el conflicto y demostrarles que convivir es la mejor opción para todos.

Mientras disfrutamos de la obrilla de teatro representada por los niños del pueblo recorremos las calles de Barriopalacio visitando los mismos rincones de siempre en los que año tras año se congregan los aunténticos protagonistas de la fiesta, nos reencontramos con viejos amigos y conocemos nuevos personajes de nuestra mitología...



El DUENDE DE LOS EXTRAVÍOS es un duendecillo bonachón, pequeño y rubio, de piel morena, cara redonda, nariz larga y afilada y ojos negros y grandes. Duerme en los campanarios y en los árboles y lleva con él una honda para defenderse de los animales del bosque a los que lanza avellanas y huesos de cereza. Su voz es ronca: parece enfadado pero en realidad es muy alegre y su risa es larga y burlona. Se viste con una zamarra roja y siempre anda corriendo de un lado para otro con un catalejo que utiliza para ayudar a las gentes de Cantabria a buscar las cosas que extravían. Cuando alguien pierde algo es frecuente que lance una invocación para que él aparezca y le ayude a encontrarlo:
"Duende, duende, duendecito:
una cosa yo perdí.
Duende, duende, duendecito:
compadécete de mí."
Si la persona que lo invoca es bondadosa, el duende zahorí llega rápidamente, escucha con atención la descripción del objeto perdido y después de dar muchos rodeos conduce al interesado hasta el lugar donde está el objeto perdido, pero si ve que la persona que lo llamó empieza a impacientarse y a dudar de él, desaparece de repente y más tarde, a solas, recupera el objeto para entregárselo a algún necesitado.

La REINA MORA es una joven de gran hermosura encerrada en una gruta de Lebeña de techo alto, con estalagmitas de formas caprichosas, llorando un cruel encantamiento convertida en estatua de piedra.
A media noche recupera su aspecto natural y recorre la gruta entre suspiros y sollozos llamando a los compañeros muertos en la batalla de Covadonga.




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