Santander, 15 de enero de 2.018
¿Fue cosa de los Reyes Magos, Papá Noel,
Santa Claus o el Olentzero? No lo tengo muy claro, pero el caso es que estas
Navidades cayó en mis manos “El fuego invisible”, la última novela de Javier
Sierra, obra merced a la cual el periodista y escritor turolense obtuvo el
año pasado el galardón mejor dotado de las letras españolas: el Premio Planeta.
“Los
misterios del pasado nos ayudan a explicar quiénes somos, de dónde venimos y a
dónde vamos. Sé que hay un Grial ahí fuera, un tesoro más grande que la vida
misma, y mi obligación como escritor es vislumbrarlo y, luego, compartirlo con
los demás en una novela”
Javier
Sierra
Javier Sierra es uno de los escritores
españoles con mayor proyección internacional. Amante de lo misterioso y esotérico,
en su última novela abusa tanto del uso de referencias históricas y culturales
que estas llegan incluso a restar credibilidad a su thriller. Su prosa, ágil y
fluida, hace que la novela resulte fácil de leer, pero nos propone sumarnos a
su aventura sin apenas molestarse en presentarnos a nuestros compañeros de
viaje, David Salas y Paula Esteve, los protagonistas de su relato.
A
menudo subestimamos el poder de las palabras. El efecto transformador de la voz
resulta imposible de prever. En cualquier instante, una mera sucesión de letras
pronunciadas en el momento oportuno transformará nuestra existencia para
siempre…
David Salas es un ‘experto en palabras’:
profesor de lingüística en el Trinity College de Dublín, prestigioso ponente de
dicha institución, conferenciante y autor de infinidad de artículos sobre
ellas. Tiene treinta años recién cumplidos, proviene de una familia acomodada,
le gusta el deporte y adora la sensación de poder, con esfuerzo, llegar a
superar sus propios límites. Creció junto a su madre y sus abuelos, lejos de su
padre, en casa de un literato al que todos los periodistas comparaban con Julio
Verne o Bram Stoker.
“Escribir
es un oficio peligroso. Imaginar personajes te expone a mentes ajenas. Terminas
oyendo voces que susurran cosas: acabas viendo lo que otros no ven y resulta
difícil no enloquecer…”.
Durante el verano de 2.010 viaja a Madrid
dispuesto a recuperar la pasión y olvidarse durante unas semanas de su madre y
de su novio, de su trabajo y, sobre todo, de una tesis a la que ha dedicado los
últimos cuatro años de su vida.
Nada más llegar al lujuso hotel en el que
tiene previsto alojarse durante sus vacaciones, recibe un enigmático mensaje:
Señor
Salas:
Le
ruego disculpe esta intromisión. Usted no sabe quién soy, pero una persona que
sí lo conoce me ha pedido que lo contacte. Sé que llega hoy a Madrid y que tal
vez esté cansado, aunque creo que lo que debo decirle va a ser de su interés.
Por favor, reúnase conmigo en la cafetería del hotel. Es importante que nos
veamos cuanto antes.
Atentamente,
Pau
Esteve
La nota rezumaba misterio y equívocos…
Pau resultó ser Paula, la atractiva
asistente de Victoria Goodman. La que fuera discípula de su abuelo, se encuentra
en el ocaso de su carrera, pero sigue escribiendo libros, ofreciendo
conferencias y dando clases de literatura y escritura.
Acude a la cita y la ‘gran dama del
misterio’ le recuerda algunas de las cosas que decía su maestro: “Cualquier escritor verdadero ha oído voces
en su interior en alguna ocasión. Estas están detrás de buena parte de la
literatura universal: Maquiavelo, Víctor Hugo, Valle-Inclán, Pío Baroja, Juan
Ramón Jiménez…”, y le advierte de que los descendientes de aquellos que
llevaron a Sócrates a la muerte siguen dominando el mundo: “Los agentes del Poder no puede tolerar que otros se comuniquen con su
‘chispa divina’ y hacen todo lo que pueden por callar a quienes la encuentran. Antes
mataban a quienes la oían, ahora los ridiculizan, los menosprecian y socaban su
reputación, pero, si tienen que acabar ellos, lo hacen sin dudarlo”.
Victoria Goodman está convencida de que,
detrás de esas ideas sublimes de las que hablaba su abuelo, se encuentra el
Grial -un instrumento visible que permite acceder a lo invisible-, y de que
existen umbrales que permiten acceder a otros mundos en los que se activan esas
visiones y en los que el cerebro humano es capaz de conectar con lo Supremo. Ella
y sus chicos ansían encontrar el Grial y utilizarlo para acceder a una realidad
superior. Necesitan su ayuda, pero su aventura no estará exenta de riesgos,
pues el Grial es un objeto peligroso en sí mismo que destruye a todo aquel que
se acerca a él de forma imprudente. En la Edad Media decían que daba la vida
eterna, pero, mal utilizado, también puede quitarla... Los ‘frustradores’ son
brotes de energía varados en los pliegues del tiempo y destinados a combatir el
gen de la creatividad: devoradores de sueños que merodean allá donde surge una
mente brillante. Aquellos que encuentran el Grial están condenados a una
persecución perpetua. ¡Ellos serán su peor enemigo!
“Cuando
se alcanza un conocimiento verdaderamente esencial, se está condenado a no
compartirlo nada más que con aquellos que saben valorarlo porque han recorrido
antes el camino que permite alcanzarlo.”
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