jueves, 9 de agosto de 2018

ALIADOS: son los sentimientos los que siempre lo estropean todo

Santander, 6 de agosto de 2.018


“Aliados” es una película dirigida por Robert Zemeckis en 2.016 con cierto aroma vintage…


Protectorado francés de Marruecos, 1.942. Un hombre cae del cielo. Su nombre es Max Vatan (Brad Pitt). Es canadiense, pero viene de Inglaterra. Su objetivo: eliminar a un alto cargo nazi. Se hará pasar por un hombre casado. Su esposa es Marianne Beausejour (Marion Cotillard), una atractiva agente de la resistencia francesa a la que se supone que hace meses que no ve. Les ha dicho a todos que su marido acaba de llegar de París. Le ha echado mucho de menos… Es un tipo poco sociable, un tanto formal y muy reservado, pero le gusta la ropa cara y siempre lleva los zapatos relucientes.


La delegación alemana confía en ella. Debe conseguir que les inviten a los dos a la fiesta que dentro de unos días tendrá lugar en la embajada alemana. Las armas estarán pegadas bajo la mesa del champagne. El embajador llegará a las ocho en punto. La maniobra de distracción comenzará cinco minutos después. Luego todo quedará en manos de Dios. Tendrán ocasión de hacer historia, pero las posibilidades de sobrevivir no son muchas. Si mueren, nadie lo sabrá…



Tres semanas después, los dos seguían vivos. Viajaron a Inglaterra y se casaron.


El teniente-coronel Max Vatan se convirtió en un hombre sentado a los mandos de una aburrida oficina. Tuvieron una hija y durante un año fueron totalmente felices, pero las uniones formadas en una misión nunca prosperan. Los sentimientos siempre lo estropean todo, aunque sean auténticos…



La sección V sospecha que Marianne es una espía alemana. Llevan varios días interceptando mensajes cifrados enviados desde Londres a Berlín utilizando un transmisor inalámbrico. Aún no conocen el origen de la señal, pero proviene de un lugar muy próximo a la residencia de ambos y toda la información transmitida, relativa a las actividades de operaciones especiales en Francia, proviene del despacho de Max. Saben que la fuente es una mujer, y un oficial alemán capturado en Tobruk asegura que la auténtica Marianne Beuasejour fue detenida y ejecutada en mayo de 1.941, después de que toda su red en París fuera eliminada. Fue suplantada por una agente alemana de complexión y tez y similar que fue trasladada a Casablanca, donde nadie conocía a la auténtica Marianne. El embajador alemán en Marruecos contra el que ambos atentaron resultó ser un disidente que Hitler quería eliminar…



Si Marianne resulta ser efectivamente una espía, deberá ser retenida durante setenta y dos horas para poder identificar a su contacto y acabar con el resto de su red. La pondrán a prueba. Max recibirá una llamada. La atenderá y tomará nota del mensaje recibido en un lugar en el que su mujer pueda verlo. Será una información falsa, pero parecerá de gran importancia y ella pensará que debe transmitirla rápidamente. Si cuando se descifren las comunicaciones del enemigo, dicha información se encuentra entre las enviadas desde Londres tendrán la certeza de que Marianne no es quien afirma y deberá ser ejecutada por el propio Max. Si, por el contrario, dicha información no aparece en las transcripciones, todo habrá sido un lamentable error.
Max debe regresar a casa y actuar como si no supiera nada. No debe investigar por su cuenta ni intervenir de ningún modo, pero es posible que esté durmiendo con el enemigo: ¡no puede quedarse de brazos cruzados! Sin embargo, tal vez sea a él a quien están poniendo a prueba…

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