domingo, 19 de febrero de 2012

RAFA PONS: mucho ego, una guitarra y tres acordes visten sus canciones tiernas, ácidas y mordaces

Bilbao, 18 de febrero de 2.012

Ahora hace casi un año que descubrí el Bar Galería Bokeh, un rinconcito en la calle del Carmen que Rosa compartió con Diego para que La Casa del Abuelo pudiese programar un año de música en Santander.
Antes de que el local fuese clausurado pudimos disfrutar de un ramillete de conciertos de músicos asiduos a los locales de Madrid pero, en muchos casos, inéditos en nuestra ciudad.

Todo empezó una noche de marzo en la que descubrí al catalán Rafa Pons, un canalla que junto a Santi Noriega nos regaló un puñado de canciones empapadas en alcohol y con olor a tabaco, sudor y sexo.

Ahora la situación es diferente.
Con el Bokeh cerrado, La Casa del Abuelo está encontrando dificultades para continuar con su  proyecto en nuestra ciudad y aunque ha podido organizar algún concierto en el Black Bird Club, éstos han sido muy esporádicos.

Rafa Pons continúa con la presentación de su último trabajo, “Persona, animal o cosa” (2.011), en una gira interminable a la que si Dios quiere pondrá el broche final este verano en el Palau de la Música de Barcelona.


Su autobús ha viajado este fin de semana al Norte, pero solo tenía programadas dos paradas: Oviedo y Bilbao.
Santander, de momento, se lo pierde, así que esta vez nos ha tocado a nosotros desplazarnos para disfrutar del vicio.

La jornada ha dado mucho de sí.
Hemos compartido velas, txapelas y paseos con la familia antes de desplazarnos hasta el Cotton Club de la capital vizcaína, un pequeño local con cuadros en sus paredes que hablan de más de quince años de noches de buena música.


Copias de billetes del mundo adornan la barra y una infinidad de chapas de refrescos las paredes del pequeño escenario al que se sube Rafa Pons, esta vez sin un Santi Noriega al que se echa de menos, para vestir sus canciones con toneladas de ego y tres acordes de guitarra.

A su lado un pequeño taburete sobre el que reposan un vaso de whisky y otro de agua a los que Rafa se aferra tras cada tema según sus sensaciones: ¡mucho whisky y poco agua!

Es noche de carnavales en Bilbao, una ciudad que los vive como no lo hacen Santander o Barcelona.
Tal vez por eso ha sido poco público, apenas veinticinco o treinta personas (la mitad de Santander), el que ha compartido un concierto un tanto frío pero en el que Rafa ha vuelto a pellizcarnos los sentidos con su voz rasgada y a presentar unas canciones que le desnudan mostrándole a veces tierno, aunque no quiera, y otras muchas ácido y mordaz.

Tras el concierto hemos compartido cuatro palabras con él y aunque ha reconocido que el norte se le resiste nos ha prometido visitar nuestra ciudad.
La próxima vez te esperamos en Santander.

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