miércoles, 23 de mayo de 2012

CÉSAR POP: si no puede ser antes, en noviembre repetimos...

Santander, 17 de mayo de 2.012

Mañana estaba prevista la presentación en directo en nuestra ciudad del primer trabajo en solitario de Leiva tras la disolución de Pereza, “Diciembre” (2.012).

Sin embargo, hace un par de días, enigmáticas incompatibilidades de agenda con cierto tufillo a  exceso de aforo y escasez de entradas vendidas motivaron el repentino aplazamiento del concierto previsto en el Escenario Santander.
Al conocer la noticia temí que ésta acarreara la suspensión del concierto que César Pop,  teclista del grupo madrileño antes y de Leiva ahora, tenía anunciado para hoy en el Rubicón, pero el asturiano, fiel a su público y a sus amigos, no tardó en confirmar su cita con todos nosotros en la calle del Carmen.

Te Llames Como Te Llames, César PopCon su guitarra y junto a Txetxu Altube (guitarra y coros) ha hecho acto de presencia en el minúsculo escenario del mítico garito santanderino para ir desgranando uno a uno los temas de su único trabajo publicado hasta el momento, “Te llames como te llames” (2.011), un puñado de canciones que desnudan un corazón adicto a la tristeza, meláncolico y acorazado, intercalando alguna canción nueva que permite vislumbrar un rayo de luz aporreando la puerta de su corazón maltrecho.

Su directo ha mejorado mucho desde que hace un año, más o menos, le conociese en una noche única en el Café de la Artes.
Su voz, entonces, sonaba desafinada; hoy lo hace mucho mejor, y cuando Txetxu le ha dejado sólo y ha desempolvado el vetusto piano del local nos ha pellizcado los sentidos.

Después ha comenzado el desfile de flacos y famosos.
César ha invitado a subir al escenario a David Tolivia, ‘Toli’, vocalista de la banda asturiana Los Débiles que le brindó, hace ya unos cuantos años, la oportunidad de entrar por primera vez a un local de ensayo y con quien esta noche ha compartido un par de temas y algunas confidencias.

Luego ha sido el turno de Fernando Macaya y Quique González, sus compañeros de barra en las asiduas visitas a nuestra tierruca y con quienes se ha atrevido a versionar a Bob Dylan.

Para ponerle el punto y seguido a la noche han llamada de nuevo a Txetxu Altube y comprimidos en un escenario minúsculo nos han brindado el último tema antes de la despedida.


Los conciertos de César son únicos porque son sinceros.
Las letras de sus canciones son radiografías de un corazón que  podría ser el nuestro.

Esta casa siempre tiene
Bajo cada alfombra veinte dudas,
Huellas dactilares de sexo sin amor en cada sábana,
Y las paredes desnudas.

(“Paredes desnudas”, César Pop)


En marzo de 2.010, un tiempo después de la publicación del último disco de Quique Gónzalez, “Daiquiri Blues”, César escribía:

Igual que el olor de cierta playa en la que hemos pasado un verano cuando éramos pequeños, los sonidos y las canciones de un disco colorean nuestros recuerdos de una manera especialmente personal. Es diferente para cada uno, porque a cada uno nos llega en un momento concreto, del cual dependen en parte las emociones que nos produce. "Daiquiri Blues" es el título del útlimo disco de Quique González, y ésta es parte de la historia que yo estoy viviendo junto a dicho disco.

Hace ya unos cuantos años que escuché por primera vez "El rompeolas". La canción me pilló en el momento justo y me pegó fuerte. Después vinieron las demás de "Salitre"... Me puse sobre la pista de Quique y ya no la volví a abandonar. Conecto con la forma que tiene de contar las cosas, con sus melodías, con las maneras y los timbres que escoge para sus discos. Soy fan.

Un tiempo después, cuando ya me había venido a vivir a Madrid y empezaba a conseguir hacer de la música mi profesión, nos conocimos a través de un amigo en común.

La primera vez que tocamos juntos una canción pasaban de las cuatro de la mañana, y nuestro auditorio estaba formado por cuatro amigos y un par de grupos de indiferentes que comían espaguetis recalentados en las mesas de alrededor. Esa misma noche, después de la primera canción vinieron otras veinte. O tal vez veinte veces la misma canción. Así nos empezamos a hacer amigos a la vez que, sin darnos cuenta, empezábamos también a trabajar juntos.

Un día me dijo: ¿Por qué no te vienes a casa un fin de semana, me enseñas un par de trucos con el piano, y nos vamos por Santander de juerga? Dicho y hecho. Fue casi una semana entera. También estuvieron con nosotros Nitrato y Fernando Macaya (Mac). Hubo de todo. Conciertos clandestinos que se repetían dos y tres veces en una sola noche hasta agotar la paciencia de los encargados y del respetable; noches en casa con tequila, canciones y terapia de grupo; e incluso una comida en un restaurante cubano que desembocó en un aeropuerto dirección Barcelona para ver en concierto al grupo de Mac, los Chicktones.

Una de esas noches, en ese momento en el que se le sigue llamando noche más por cortesía que por la oscuridad de la calle, se presentó ante nosotros la primera canción que íbamos a escribir juntos. Estábamos Nitro, Quique y yo. En aquel salón se había hablado de todo: los amigos, el oficio de la música, las chicas, las canciones...

Yo tenía una pieza de piano que había compuesto para el cortometraje de unos amigos. "Le doy una vuelta para que la escuchéis y cerramos el chiringuito, que ya va siendo hora de irse a dormir..." Nada más lejos. Quique se emocionó tanto que tardó menos de cinco minutos en tararear los dos primeros versos: "Si vuelves a pensar en mí, ya no estaré cubriendo aquella ruta..." Unas horas después los árboles que rodean su casa se agitaban a merced de uno de los primeros vendavales del invierno y Quique, Nitrato y yo nos maravillábamos con la coincidencia. "Riesgo y Altura" estaba terminada.

Los procesos de creación de canciones pueden ser muy diferentes unos de otros. No se escribe antes la música y luego la letra o viceversa, como casi todos nos hemos preguntado alguna vez. Cada uno tiene su método, pero no existen reglas. La mayoría de las veces se parte de una idea que te pilla de paso. A partir de esa idea comienza el esfuerzo y el trabajo. Se quita de aquí, se pone de allá. Se estructura, se vuelve a estructurar. Se arma y se desarma hasta que uno cree que tiene algo bueno. Luego se para y al día siguiente se revisa y se vuelve a desmontar el rompecabezas para volverlo a montar y dejarlo un poco diferente. Se puede hacer en un día, pero lo habitual es que la cosa lleve más tiempo del que a uno le gustaría.

"Riesgo y Altura" nació en apenas dos horas y se quedó tal cual. No se  modificó ni un acorde ni un verso al día siguiente. Vino entera y verdadera. Eso pasa pocas veces y, hay que reconocerlo, suele ser buen síntoma.

También cobraron vida en aquel piano otras canciones importantes para mí. Quique me animó a tomarme un poco más en serio mis bocetos de letras y melodías para convertirlos en canciones. El día que me subí en el avión de vuelta a Madrid también me llevaba en el minidisc las primeras demos de "Toni2 café teatro" y "Lo que queda", y una determinación para empezar a cantar mis temas en directo mayor de la que nunca había tenido hasta entonces.

El año que vino después yo hice con Pereza mi primera gira grande. Al menos la más grande que había hecho hasta entonces. Los recuerdos que tengo de aquellos conciertos están un poco difusos. La emoción me tenía descontrolado y no acababa de encontrar mi sitio. Fueron meses de confusión.

Algunos de los mejores momentos eran cuando encontraba un par de días y me subía a Cantabria a visitar a mi amigo. Habíamos descubierto que nos entendíamos muy bien para trabajar en lo que más nos gusta trabajar: las canciones. En sucesivas visitas fui asistiendo al nacimiento de "Daiquiri Blues". Les dábamos vueltas juntos. Cortábamos y pegábamos. Probábamos diferentes maneras de tocarlas. Hablábamos sobre ellas y les ayudábamos a dar sus primeros pasos.

Hicimos en un par de sesiones alguna de las demos. Nos quedaron tan bonitas que yo estaba empeñado en que las sacase como un extra del disco. Eso no pasó (aún no ha pasado), pero algunas ya han visto la luz y creo que poco a poco a las demás les irá ocurriendo lo mismo.

El 14 de enero de 2.009 llegó el primer cumpleaños de "Riesgo y Altura". Unos meses después, Quique se fue con Mac a Nashville para grabar las canciones bajo la dirección de Brad Jones. Volvió poco antes del verano con la primera copia del disco grabada en Verbatím.

Las primeras escuchas fueron como asistir a un espectáculo de magia. El resultado era lo que yo me había imaginado multiplicado por cinco. Los retoños habían crecido y se habían vestido de etiqueta para la fiesta de fin de curso. Pude tener una copia para poder pasar los meses de espera hasta que el disco saliera de fábrica. Cuando llegó a mis manos por primera vez la edición definitiva de "Daiquiri Blues", ya lo había escuchado más de cien veces (puede que exagere, pero sospecho que no ...)

Me hace mucha ilusión formar parte de las historias acerca de las que siempre me gustó leer. Esas en las que los músicos cuentan cómo trabajaban juntos para sacar adelante un disco, y sus vidas personales empapan el resultado de su trabajo en común. Cuando me pasó aprendí que estas cosas nunca suceden del modo en que uno se imaginaba que iban a suceder. Lo que se vive es más denso. Está mezclado con el resto de las cosas de la vida.

Esta pequeña crónica recoge una colección de momentos de una etapa que duró dos años. En ella no aparecen el resto de las tramas paralelas que me iban sucediendo. Aquéllas cuyas emociones se mezclaban unas con otras. La sensación que me produce esa combinación viene siendo casi la misma desde siempre. Momentos de felicidad rodeados de dudas. O viceversa. Momentos de dudas con picos de felicidad. Da igual. Para mí es bonito aislar una parte y dejarla por escrito. Porque ocurrió y me hizo feliz.

Estoy orgulloso de estar tan cerca de "Daiquiri Blues". Me siento agradecido. Estas palabras quieren ser, además de una manera de dejar constancia de algunos de los recuerdos que me quedaron y quiero conservar, una manifestación de esa gratitud.

Gracias, amigo.
César G. Miranda.
Marzo, 2.010.

Quique González, su amigo del alma, fue quién más le animó a subirse a un escenario para compartir sus canciones y yo también siento la necesidad de darle las gracias por haberlo hecho.

Si no puede ser antes, en noviembre repetimos...

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