Santander, 7 de noviembre de 2.012
Hasta hoy no sabía quien era Dayna Kurtz pero la infinidad de mensajes colgados por los músicos de la ciudad en sus muros de facebook me arrastraron esta noche hasta el Rubicón para conocer a esta cantante de Nueva Jersey que en alguna ocasión se ha definido como una arqueóloga musical por su afición a sumergirse en el baúl de la tradición norteaméricana en busca de pequeñas joyas desconocidas por el gran público.
La tarde hubiera sido perfecta si además hubiese podido compartir una cervecita con una de esas amigas a las que no olvido nunca pero de las que me acuerdo demasiadas pocas veces pero al final no pudo ser. Habrá más ocasiones; hoy lo importante es enviarle un beso fuerte a ella y a todos los suyos: ¡ánimo!
He llegado al Rubicón con el tiempo bastante justo y el revolucionario garito de la Calle de El Carmen estaba ya repleto de gente.
Se respiraba en el aire un ambiente diferente; se palpaba una densa inquietud.
Muy puntual ha hecho acto de presencia Dayna Kurtz y con su guitarra, su bourbon sin hielo y su poderosa voz ha llenado el minúsculo escenario.
Problemas con el sonido nos han permitido disfrutar por un momento de su áspera y cálida voz totalmente desenchufada, sin ningún tipo de artificio.
Después el concierto ha seguido su curso y hemos podido saborear un exquisito y delicado paseo por el jazz, el blues y el folk más auténticos.
Para entonces yo ya había sido hechizado...
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