lunes, 16 de marzo de 2015

LIÉBANA: paisajes infinitos y rincones únicos (II)

Potes, 11 de marzo de 2.015


...deshacemos el camino recorrido.
Nos dirigimos a Potes y aparcamos justo después de atravesar el puente que cruza el río Quiviesa, afluente del Deva, frente a la mastodóntica iglesia nueva de San Vicente.


Nos acercamos a la remozada iglesia primitiva de San Vicente, convertida en albergue de peregrinos, y paseando junto al río Deva, llegamos a la imponente Torre del Infantado, máximo exponente de la arquitectura civil de la villa.


Se trata de un edificio del siglo XIV construido con sillarejo reforzado con sillares en las esquinas y vanos. Consta de cuatro plantas, con pequeñas ventanas abiertas en los cuatro muros, propias de una construcción defensiva, y una azotea con cornisa de modillones que soporta una barbacana corrida rematada por almenas con cuatro pequeñas torres, también almenadas, en las esquinas.


Se atribuye su fundación a la familia Lama y perteneció a Tello de Castilla, señor de Liébana, hijo ilegítimo del rey Alfonso XI y doña Leonor de Guzmán.
En el siglo XV, tras una serie de enfrentamientos por la posesión del señorío, pasó a manos de Iñigo López de Mendoza -I Marqués de Santillana-, y posteriormente de su hijo Diego Hurtado de Mendoza, I Duque del Infantado, título concedido por los Reyes Católicos en el año 1.475.

Cruzamos el río y nos perdemos por las empedradas calles del pueblo hasta dar con un buen lugar donde comer.
El cocido lebaniego y la fabada asturiana nos intimidan demasiado pero nos atrevemos con unas sabrosas alubias con jabalí y un revuelto de setas. Unos discretos segundos y unos riquísimos postres caseros completan nuestro 'menú del día'.


Dejamos el restaurante y damos un breve paseo...
En las tiendas situadas en los soportales de la calle principal, junto al templete situado frente a la Torre del Infantado, compramos un ramillete de plantas silvestres de color amarillento que crecen en las tierras altas de Liébana y que los lugareños utilizan para hacer 'te del puerto', una digestiva infusión que les gusta salpicar con un reconfortante chorrito de orujo.


Cruzamos a pie el puente nuevo y remontamos el río Quiviesa por su margen derecha, contemplando las casas colgantes del barrio de La Solana.


Regresamos al coche y nos dirigimos al Monasterio de Santo Toribio...

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