lunes, 25 de mayo de 2015

GRANADA: ¡yo no estoy ciego! (II)

Granada, 20-25 de abril de 2.015


Disponemos de cuatro días para descubrir los tesoros que esconde Granada. Dedicaremos uno a perdernos en las Alpujarras pero los otros tres los emplearemos en paladear las exquisiteces de la capital granadina...


La anarquía a la que dio lugar el derrocamiento del califa Hisham II (1.009) y que condujo a la desaparición en el año 1.031 del califato cordobés propició la aparición a principios del siglo XI de varios pequeños reinos independientes denominados taifas, cada uno de las cuales se identificó al principio con una determinada dinastía, como la de los Ziríes en Granada.
Estas taifas contrataban mercenarios para luchar con sus vecinos y enfrentarse a los reinos cristianos del norte peninsular pero la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI (1.085) puso de manifiesto que la amenaza cristiana podía acabar con los reinos musulmanes de la península y éstos pidieron ayuda al sultán almorávide del norte de África, Yusuf ibn Tasufin, que cruzó el estrecho, se asentó en Algeciras, derrotó al rey leonés y conquistó todas las taifas.
A partir de 1.140 el poder almorávide empieza a decaer en el norte de África debido a la presión almohade. En la península surgen entonces varias revueltas que dan lugar a una serie de territorios musulmanes con éfimeros gobiernos independientes conocidos comos los segundos reinos de taifas.
En 1.147 un ejército comandado por el almohade Abd al-Mumin cruzó el estrecho y conquistó gran parte del sur peninsular. En 1.172, con la toma de la taifa de Murcia, su hijo Abu Yaqub Yusuf, completó la conquista de Al-Andulas.
La derrota musulmana en la batalla de las Navas de Tolosa (1.212) puso fin a la dominación almohade y dio lugar a la aparción de los terceros reinos de taifas, que poco a poco habrían de ir sucumbiendo a la reconquista crisitiana.
En el sureste peninsular empezó a cobrar importancia la dinastía nazarí, fundada por Alhamar "el Rojo", quien se proclamó sultán en 1.232. Tras la conquista de Cordoba (1.236) y Jaén (1.246) por parte del rey Fernando III los nazaríes se proclamaron vasallos de Castilla; conservaron así su independencia y se asentaron en Granada. Su posición geográfica favorable, con las montañas de Sierra Nevada como barrera natural, permitió el desarrollo del pequeño emirato, que se convirtió en un importante punto de intercambio comercial entre la Europa medieval y el magreb y sirvió de refugio para los musulmanes que huían de la reconquista.
A pesar de su prosperidad económica los conflictos políticos eran constantes y esta debilidad fue aprovechada por los cristianos que fueron arrebatando pequeños territorios al reino granadino. Con la llegada del siglo XV, la aparición de nuevas rutas comerciales directas entre el reino de Portugal y África hizo que la posición estratégica de Grananda se debilitase, convirtiéndolo en un lugar menos importante. La unión de las coronas de Castilla y Aragón en 1.469 hizo que el reino nazarí no pudiese hacer frente a la expansión cristiana y una vez finalizada la guerra civil castellana, con Isabel I asentada definitivamente en el trono, se dieron las condiciones necesarias para acometer la conquista definitiva de Granada. Los enfrentamientos entre los partidarios del emir Muley Hacén y de su hermano El Zagal y los de su hijo Boabdil debilitaron a los nazaríes y sobre el solitario reino de la media luna se abalanzaron las tropas de las Coronas de Castilla y Aragón culminando el viejo sueño de la reconquista. El 2 de enero de 1.492 tuvo lugar la capitulación de Granada: Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los cristianos poniendo fin así a más de doscientos cincuenta años de dominio nazarí.

La creación del reino de Granada favoreció el crecimiento de la ciudad fundada por la dinastía zirí y propició la aparición del majestuoso complejo palatino de la Alhambra. Éste es, sin duda, el mayor reclamo turístico de la ciudad en la actualidad pero existen otros muchos rincones que dan fe del antiguo dominio musulmán...



Es martes. Nos ponemos en marcha pronto. Repetimos el camino recorrido anoche pero antes de llegar a la catedral nos detenemos en la Plaza de la Trinidad. Es pequeña y coqueta. No tiene nada de particular pero presume de armonía. El verde con que se viste y la pequeña fuente con que se adorna le hacen resultar muy atractiva...
Aprovecharemos sus terrazas para ver como la vida va y viene mientras nosotros saboreamos nuestros 'second breakfasts', degustamos alguna tapa o compartimos una copa...



Estamos a un paso de la Alcaicería, vestigio del antiguo barrio musulmán en el que se situaba el zoco donde se fabricaba y vendía la seda de Granada.  Para allá vamos...


El Gran Bazar se extendía desde la actual Plaza Nueva hasta la Plaza Bib-Rambla, en el mismo núcleo de la medina islámica, muy cerca de la mezquita, y en él se podían encontrar, además de tiendas, fondas en las que los comerciantes se alojaban durante su estancia en la ciudad. El recinto, formado por estrechas callejuelas, estaba protegido mediante casas que hacían las veces de muro y formaban un cuadrilatero provisto de nueve puertas que daban acceso al zoco y que se cerraban durante la noche, impidiendo el paso a los extraños mientras varios guardas vigilaban las calles interiores.
Tras la conquista de la ciudad el bazar pasó a denominarse Real Sitio y Fuerte de la Alcaicería de Granada, y se puso bajo el gobierno de los alcaides de la Alhambra. El gobernador de la Alcaicería debía de pertencer a la nobleza y residir en el recinto dirigir la vigilancia del complejo, asegurar su mantenimiento y establecer los horarios de apertura y cierre de los locales comerciales. El conjunto estuvo vinculado a la corona hasta 1.868...
En el siglo XVI había en torno a doscientas tiendas en el interior del recinto comercial pero la paulatina decadencia del arte de la seda hizo que el número de éstas se redujese a la mitad durante los dos siglos posteriores. Fue necesario entonces abrir otro tipo de negocios relacionados con la venta de paños, lienzos, oro, lino, cuero... El 20 de julio de 1.843 un incendio declarado en una tienda de cerillas destruyó el recinto por completo. Se reconstruyó atendiendo al estilo neo-árabe y romántico propio del siglo XIX, reduciendo sus dimensiones y modificando su trazado original, aprovechando para alinear y ensanchar algunas de sus calles.
En la actualidad paseamos junto a una sucesión de arcos de yesería que descansan sobre columnas de capiteles cúbicos, estrujados por edificios con ventanas geminadas, celosías de madera, aleros con canecillos de madera tallada y abundante decoración árabe.



Convertida en un popurrí de tiendas de recuerdos destinadas a los turistas que atiborran el recinto nos dejamos arrastrar por la marabunta y compramos imánes, cojines, corchos y bolsos...

Junto al mercado, frente a la Capilla Real en la que reposan los restos de los Reyes Católicos, se alza la antigua Madraza.


Fue inaugurada por el rey nazarí Yusuf I en 1.349 y se trata de la primera universidad con la que contó la ciudad de Granada: en ella se formaba a los funcionarios nazaríes en aspectos relacionados fundamentalmente con el derecho y la teológía.

"Si en tu espíritu hace asiento el deseo del estudio y de huir de las sombras de la ignorancia, hallarás en ella el hermoso árbol del honor. Hace el estudio brillar como estrellas a los grandes y a los que no lo son los eleva a igual lucimiento"

En las capitulaciones firmadas tras la conquista de Granada se estipulaba que la Madraza seguiría funcionando como tal pero en 1.499, tras la llegada del cardenal Cisneros a la ciudad, la política de tolerancia llevada a cabo por el arzobispo Hernando de Talavera fue sustituida por un asedio continuo a los musulmanes que provocó la sublevación de los moriscos. El Cardenal aprovechó la coyuntura para asaltar la Madraza, quemar los libros de su biblioteca en la plaza Bib-Rambla y, una vez clausurado el edificio, donarlo a la Corona. Se convirtió entonces en la primera sede del Ayuntamiento de Granada.
A principios del siglo XVIII el edificio fue reformado conforme al estilo barroco de la época: se distribuyó el interior en torno a un patio con galerías en sus cuatro lados al que se asoma una escalera presidida por un vistoso lienzo de la escuela granadina y cubierta con una falsa cúpula de estilo churrigueresco y se modificó la fachada principal dotándola de una decoración fingida (trampantojo) simulando el empleo de materiales de mayor categoría.
Cuando el edificio dejó de ser sede del Ayuntamiento pasó a manos privadas y se convirtío en un almacén de telas. Fue pasto de las llamas y estuvo un tiempo desocupado pero en la actualidad el palacio ha sido reformado, vuelve a pertenecer a la Universidad de Granada y es sede de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias .

El edificio musulmán se articulaba en torno a una alberca central y en su interior destaca el impresionante Oratorio al que se accede a través de un arco de herradura con alfiz y decoración arabesca en las albanegas.


Data del siglo XIV y ha llegado a nuestros días en un perfecto estado de conservación gracias a que, cuando el edificio cambio de uso, fue cubierto por un entramado de madera que evitó el deterioro de la espectacular yesería policromada que cubre sus paredes.


Se trata de una sala de planta cuadrada transformada en un espacio octogonal merced a unas impresionantes trompas decoradas con mocárabes situadas en las cuatro esquinas.




Los muros, articulados en dos niveles, cuentan con una profusa decoración en yeso policromado con motivos de lacería y ataurique. En la parte inferior encontramos varios arcos de herradura enmarcados por alfiz, mientras que en el nivel superior tenemos un friso de ventanas con celosía que filtran la luz del exterior.

 


En el muro opuesto a aquél por el que accedemos al oratorio nos topamos con un elegante 'mihrab': una pequeña hornacina precedida por arco de herradura ondulado orientado hacia la Meca, indicando el lugar hacia el que hay que mirar cuando se reza.


El alfarje que cubre el oratorio, con una linterna en el centro que permite el paso de la luz natural, no es el original. Se trata de una joven estructura de madera que sustituye a la techumbre original, la cual ardió por completo durante un incendio registrado a mediados del siglo XIX.

En el remozado piso superior no se conserva ningún resto del edificio musulmán pero podemos visitar la sala del siglo XVI en la que se reunía el consejo del antiguo cabildo, conocida como el Salón de los Caballeros XXIV y en el que llama la atención el impresionante artesonado policromado de estilo mudéjar.


No son estos los únicos vestigios de la ocupación musulmana. Hay otros que iremos descubriendo, poco a poco, a lo largo de nuestra visita -muy cerca de la Madraza, al otro lado de la Calle de los Reyes Católicos, está el Corral del Carbón: antigua alhóndiga nazarí, y escondido a la vera de la Carrera del Darro está El Bañuelo: baños árabes de época zirí-, pero de momento es hora de comer...

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