domingo, 10 de abril de 2016

CÉSAR Y CLEOPATRA: dos contra dos

Santander, 2 de abril de 2.016


Los caminos profesionales de Magüi Mira (dirección) y Emilio Hernández (dramaturgia) han vuelto a cruzarse. A finales de 2.012 la empresa teatral Pentación visitó el Palacio de Festivales para presentar su adaptación teatral de "Madame Bovary" y hoy ha regresado a la Sala Pereda para hacer lo propio con su último trabajo: "César y Cleopatra".


César y Cleopatra: la erótica del poder, el poder de la erótica
En el limbo de la eternidad, César y Cleopatra, dos de los mayores hitos del poder y la seducción, se reencuentran en 2.015. Dos amantes, dos cómplices, dos aliados, dos formas de ejercer el poder, como hombre y como mujer, se enfrentan o se suman.  Desde su prespectiva de hoy recuerdan, ironizan y debaten sobre lo que vivieron y lo que han visto suceder en el mundo desde aquel lejano día de su muerte. En sus recuerdos se ven a sí mismos en su momento real vivido hace más de dos mil años. Dos Césares, el eterno (Emilio Gutiérrez Caba) y el real (Ernesto Arias), y dos Cleopatras, la eterna (Ángela Molina) y la real (Carolina Yuste), se entregan a un apasionante juego, a un combate a cuatro, donde lo que fue, lo que pudo ser y no fue, lo que hubieran hecho de volver a vivir y lo que de ninguna manera quisieran repetir, genera un conflicto lleno de humor y emoción. Los cuatro recorren desiertos, palacios, ríos y mares transportándonos mágicamente en sus divinas alas. Una propuesta donde la palabra, la música, la danza y la luz sirven de armas y de artes a cuatro grandes actores que van a hacernos gozar, pensar y comprender la eternidad del teatro.
Magüi Mira 


El escenario se vacía para cubrirse de luz y convertirse en el limbo de la eternidad. Entre una densa bruma aparecen los espíritus de César y Cleopatra: infatigables amantes y poderosos gobernantes, ambos se reencuentran después de más de dos mil años para compartir un puñado de ingeniosos apuntes y agudas observaciones que, obviando las insustanciales notas moralizantes que el autor desliza en sus diálogos, nos hacen reir y pasar un buen rato.



Sin profundizar en la tan manida erótica del poder, el acertado planteamiento escénico nos brinda la oportunidad de presenciar el sorprendente y divertido encuentro de los mitos con los 'jóvenes' que pasaron a la historia, enfrentándose a sí mismos ahora que conocen las consecuencias de sus actos.


Una propuesta fresca y divertida que, sustentada por el fantástico trabajo de sus actores, nos ofrece la posibilidad de saborear una vez más el delicioso aroma del teatro.

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