Satander, 26 de junio de 2.016
La muerte de Juan II de Portugal el 25 de octubre de 1.495 precipitó la subida al trono de su sobrino, Manuel (Iván Hermes), quien se convirtió en el primer rey de una nueva dinastía. Estaba dispuesto a cumplir con la alianza propuesta por los reyes de Castilla y Aragón contrayendo matrimonio con una de sus hijas pero no deseaba hacerlo con la joven María, como estaba dispuesto, sino con su hermana mayor, la infanta Isabel (María Cantuel), pues su edad -más propicia para la maternidad-, y el amor que sus vasallos aún sentían por ella, le permitirían afianzar su reinado uniendo a todos en torno a la corona.
Isabel había estado casada con el infante Alfonso de Portugal, primo del actual rey. Conoció el amor pero enviudó pronto. A punto estuvo de convertirse en monja pero, cumpliendo los deseos de sus padres, renunció a tomar los votos y ahora, si Manuel se compromete a expulsar a los judíos de su reino, aceptará su propuesta.
Mientras tanto, Juana (Irene Escolar) había de partir hacia Flandes para reunirse con Felipe (Raúl Mérida).
Lo hizo en agosto de 1.496 a bordo de una carraca genovesa que zarpó desde el puerto de Laredo junto a otros diecinueve buques de guerra y varios navíos mercantes, una flota con la que los reyes de Castilla y Aragón pretendían mostrar al archiduque el espledor de sus coronas. La joven Juana temía verse sóla y lejos de todo aquello que le importaba. Se preguntaba si su esposo la querría, pero el amor no era lo más importante en un matrimonio como el suyo. Cuando conoció al que habría de convertirse en su marido se dejó engatusar por sus lisonjas y agasajos: rozó la felicidad con la punta de los dedos y enloqueció de amor.
"El amor no es un río que se encauza sino un mar embravecido que nadie puede domar"
Poco tiempo después la archiduquesa Margarita de Hasburgo (Úrsula Corberó) deshizo el camino emprendido por la infanta Juana. Viajó a Castilla para conocer al príncipe Juan (Adrián Lamana) y convertirse en esposa del heredero de dos reinos. La ceremonia fue oficiada por el arzobispo Cisneros en la Capilla de Santa Ana de la Catedral de Burgos en abril de 1.497.
El heredero de Castilla y Aragón se entregó a su esposa con el fervor de un enamorado pero no tardó en enfermar: murió el 4 de octubre de 1.497. Lo hizo pensando que dejaba un heredero pero poco tiempo después su esposa Margarita perdió el hijo que llevaba en su vientre, desvaneciéndose así la garantía de continuidad que la Corona necesitaba...
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