domingo, 26 de junio de 2016

ISABEL (XXIII): la corona de Nápoles no hace sino complicar las cosas

Santander, 26 de junio de 2.016

Mientras Isabel y Fernando trataban de garantizar la continuidad de sus coronas, en Nápoles, la muerte de Ferrante (año 1.496) no había hecho sino complicar las cosas...
Murió sin hijos, propiciando que Fernando reclamase su corona para evitar que ésta cayese en manos de un bastardo afín a los intereses franceses. Las tropas aragonesas habían liberado al papa, encerrado en el castillo de Sant Angelo, y expulsado a los franceses de los territorios pontificios; titular a los reyes de Castilla y Aragón como sus Católicas Majestades no sería suficiente para compensar la ayuda prestada. Fernando pretendía que Alejandro VI le reconociese como el legítimo heredero del último rey legítimo de Nápoles pero el Papa le traicionó y coronó rey a Fadrique (año 1.496).


La corona de Nápoles sería de Fernando y el Papa no podría impedirlo, menos aún después de que éste reclamase los servicios de Gonzalo de Córdoba, capitán de los ejércitos de Castilla y Aragón, para liberar a Roma del sitio al que los franceses le estaban sometiendo.
El Gran Capitán necesitó menos de diez días para tomar la fortaleza de Ostia. El Papa le entregó la Rosa de Oro con la que Roma reconocía una vez al año al mejor de sus servidores haciendo ver a todos que la idea de contar con él fue suya, pero éste hizo hincapié en que fue la generosidad del rey Fernando la que había salvado a Roma, pues quien había de velar por sus gente nada había hecho por socorrerlas.


Con el beneplacito del Santo Padre, su hijo, César Borgia (Nacho Aldeguer), pretendía abandonar la carrera eclesiástica y buscaba una corte amiga con la que pudiese haber buen entendimiento y alianza. La muerte en 1.498 del rey Carlos de Francia mientras jugaba a la pelota precipitó los acontecimientos....
Murió sin que su esposa Ana (Marta Belmonte) le hubiese proporcionado un heredero. Ella podría conservar sus derechos sobre el condado de Bretaña pero para ello debería casarse con quien heredase la corona. Luis de Orleans ocupó el trono de su primo.


Él ya estaba casado, pero el papa Alejadro VI promulgó una bula que concedía la nulidad al francés a cambio del ducado de Valentinois para su hijo César Borgia y del compromiso matrimonial de éste con Carlota de Albret, hermana de Juan III de Navarra, cuyas intenciones eran exigir que las tropas enemigas abandonasen su reino y recuperar sus tierras en Castilla.

Los Borgia pretendían además comprar el ducado de Gandía y tener así un señorío en el reino que les vio nacer pero, siendo duques en Francia, los reyes de Castilla y Aragón nunca permitirían que poseyesen en sus dominios un territorio que pudiesen poner a los pies del rey Luis.
Ver que su descendencia no era querída en la tierra que le vio nacer arrojó al Papa a los brazos del francés. Con su beneplácito, Luis XII de Francia tomó el ducado de Milán, anunciando así sus intenciones, puestas sin duda en el sur de Italia...

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