domingo, 19 de febrero de 2017

LA POSADA DE JAMAICA: nadie podría habitar aquel desolado país y seguir siendo como los demás...

Santander, 8 de septiembre de 2.016

Daphne de Maurier fue una escritora británica que nació en Londres en 1.907, en el seno de una familia acomodada. Vivió en el suroeste de Inglaterra y sus novelas, inspiradas en la obra de las hermanas Brontë, destilan romanticismo, suspense, intriga e incluso terror.
Autora de títulos como "Rebeca" (1.938), "Mi prima Raquel" (1.951) o "Los pájaros" (1.952), en 1.937 publicó "La posada de Jamaica", una novela de misterio ambientada en su querido Cornualles...


La madre de Mary Allen acababa de morir y ella se había quedado huérfana. Antes de hacerlo, le había hecho prometer que abandonaría la granja en la que vivían para irse con su tía Patience. Ésta se alegraría de poder contar con su compañía, pues regentaba con su esposo un solitario establecimiento situado a unas doce millas de la ciudad. Durante años, aquel fue un lugar agradable, en el que vivía gente afable y feliz que siempre tenía una cama preparada para cualquier viajero que pasase por allí, pero ahora se había convertido en un siniestro cascarón vacío carente de alma: La posada de Jamaica. 

Acurrucada en su rincón, sacudida por los vaivenes de la diligencia que la conducía a su nuevo hogar, tuvo la sensación de que hasta entonces no había sabido cuanto mal encerraba la soledad.
Alrededor de la posada el paisaje se extendía interminable, sin límites: ni árboles, ni caminos, ni casas o aldeas... Solo millas y millas de desnudos páramos, oscuros y solitarios, que se desplegaban como un triste desierto hacia un horizonte invisible. Ningún ser viviente podría habitar aquel desolado país y seguir siendo como los demás, pero allí estaba ella, una muchacha de veintitrés años, vestida con una falda y un chal, sin más armas que su inteligencia para enfrentarse con su tío: un hombre que le doblaba la edad, mucho más fuerte que ella, que no dudaría en matarla si se entrometía en sus turbios negocios.
Su femineidad hacía que sus debilidades fueran tomadas por cosa natural y lógica, pero ella era una mujer valiente, intrépida y aventurera. Había visto y oído cosas que no debía: algo tenía que hacer...

En 1.939 Alfred Hitchcock trasladó a la gran pantalla la truculenta historia protagonizada por Mary Allen en los marjales del suroeste de Inglaterra, dándole a Maureen O'Hara la posibilidad de debutar en el mundo del cine.
Fue su última película inglesa. Poco después recalaría en la meca del cine y emprendería su fructífera aventura americana...

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