sábado, 4 de noviembre de 2017

PARÍS: una cita pendiente (I)

París, 11-14 de diciembre de 2.016


Nuestra intención en noviembre del año pasado era viajar a París, pero, cuando un puñado de terroristas cubrieron de sombras la ciudad de la luz, tiñendo sus calles de sangre y miedo, decidimos posponer nuestra romántica escapada.
Con algo más de un año de retraso despegamos de Bilbao. Aterrizamos en el aeropuerto Charles de Gaulle y subimos a un tren de cercanías que nos traslada al centro de la ciudad. Bajamos en la estación Saint-Michel-Notre-Dame, abandonamos las oscuras catacumbas del metro y al regresar al aire libre nos topamos con la catedral de París...


Nuestro hotel está a solo un par de mintuos de Notre-Dame: Hotel Melia Colbert. Hace un año tuvimos que cancelar la reserva... ¡Esta vez no!


Nos registramos, dejamos las maletas en nuestra habitación y salimos a cenar. Después, con la luna por montera, damos un tranquilo paseo junto al río y de manera hipnótica nuestros pasos nos conducen hasta los pies de la majestuosa catedral. 



La catedral no era solo su compañera; era el universo, mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras en continua floración, otra sombra que la del follaje de piedra, siempre en ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones, otras montañas que las colosales torres de la iglesia, u otros océanos que París surgiendo bajo sus pies.
Victor Hugo,
“Nuestra Señora de París” (1.831)


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