Santander, 11 de mayo de 2.018
Echaba de menos el oscuro rincón del Café
de las Artes, su alfombra y su música. Hoy han invitado a su saloncito a los
chicos de Joe Ventisca & The Huckleberries. Hace tiempo que tenía ganas de
descubrir el aroma sureño de sus canciones, pero hasta hoy no había tenido
ocasión de hacerlo. ¡Ya iba siendo hora…!
Cuenta la leyenda que Joe tocaba el bajo desde antes de saber atarse los cordones. Desarrolló un toque único y una velocidad arrolladora con ese instrumento del demonio. Pasaba las horas tocando, en un intento de evadirse de la monotonía de un destino que lo ahogaba, hasta que un día se marchó y subió al tren semanal de las 17:45 sin más equipaje que su sombrero, su banjo y un pañuelo de su madre...
Y nos fue encontrando, por aquí y por allá, y todos quedamos atados a su personalidad única y a su diluvio musical. Le apodamos 'Ventisca' por esa carcajada suya tan tremenda y también por su humor infernal cuando las cosas no salían bien. Pero una noche, el estómago vacío, el alcohol rebajado y la fiebre de su música le jugaron una mala pasada. Tomó por equivocación el caballo del sheriff del pueblo de mala muerte donde actuábamos aquellos días: ¡fue una estúpida confusión!
"Si, es cierto que Joe no tiene caballo señoría, pero se equivocó sin duda, no cabe la mala intención en su alma", declaramos en su favor, pero no hubo perdón para Joe. El juicio tuvo lugar en la madrugada, y también la sentencia. El robo de un caballo lleva consigo una larga temporada entre rejas, tan larga que sus dedos estarán comidos por la artrosis cuando salga, a menos que consigamos pagar su fianza. Por eso seguimos tocando sin él, para conseguir sacarlo de prisión. Queremos a Joe Ventisca de nuevo con nosotros y, si no lo conseguimos..., ¡que nos parta un maldito rayo!
Tirantes, gorras, zapatos de charol y una
maleta repleta de cachivaches son el equipaje con el que estos chicos viajan,
ofreciendo a quien quiera escucharles un sonido fresco y desenfadado que invita
al baile y a la diversión.
Bitter G. Lee es la maestra de ceremonias.
Dulce como pocas, pero amarga cuando quiere, le dicen la Bien Pagá. Su incombustible
e ilusionante sonrisa baila al trepidante ritmo impuesto por los geniales Paco
Gómez (guitarra) y Sergio Mayoral (trompeta). El Filósofo (Javi Lost), Pin-Pan (Dani
Peña) y el Hombre Tranquilo (Dani Simmons) forman el resto de la banda. Las
mujeres hablan maravillas de ellos, aunque nadie entiende por qué llevan esos
sombreros…
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