viernes, 15 de mayo de 2015

OJOS DE AGUA: Charo López redime a la Celestina

Santander, 30 de abril de 2.015


'Menos es más' es el nombre de un ciclo que este año el Palacio de Festivales ha incluido en su programación por primera vez. Se trata de una serie de montajes teatrales que se representarán en el escenario de la Sala Argenta pero que estarán destinados a un reducido número de espectadores que presenciarán la función desde el propio escenario.

El monólogo "Ojos de Agua" protagonizado por Charo López ha sido el elegido para poner en marcha un experimento que en mi opinión ha resultado ser un fracaso. La organización ha distribuido un puñado de incómodas sillas al fondo del escenario y los espectadores nos hemos visto obligados a hacer cola después de habér pagado veinticinco euros por nuestra entrada para tratar de conseguir una buena localidad mientras los pícaros de siempre utilizaban bolsos y chaquetas para reservar los mejores sitios a sus amigos y conocidos. Espero que los organizadores hayan tomado nota y regresemos pronto a la Sala Pereda...

El programa de mano establece que Álvaro Tato, autor de "Ojos de agua", pretende reescribir el pasado y el futuro de un mito inmortal evocando los más inolvidables pasajes de la obra de Fernando de Rojas y construyendo un monólogo que versa sobre el tiempo gozado y perdido, sobre el sexo como placer y arma, sobre la belleza como regalo y condena y sobre la alegría de vivir a pesar de todo.


Celestina lleva en sus ojos el precio de la belleza perdida, la independencia labrada a dentelladas y la inteligencia oculta.
Celestina es el poder femenino en la sombra, pero también la víctima de su propia astucia.
Celestina nos hace reir, llorar, pensar, soñar..., y nos lleva en la corriente de sus ojos de agua.


La Celestina, víctima de su propia astucia, ha sido maltratada por el tiempo, pasando a la historia como una alcahueta codiciosa, malintencionada, manipuladora y mentirosa.
El autor de la obra otorga a la auténtica protagonista de la "Tragicomedia de Calisto y Melibea" la oportunidad de redimirse y ésta, escondida en un monasterio tras los acontecimientos relatados por Fernando de Rojas, rompe su voto de silencio ante las monjas de clausura para recordarles como, para ganar su propia libertad, hubo de enfrentarse a los convencionalismos sociales, a los prejuicios masculinos y a la censursa moral y religiosa de sus vecinos.


La idea no es nueva -Pati Domenech ya rescató a Antígona y Miguel del Arco hizo lo propio con Helena de Troya-, y el alegato de la casementara resulta flojo e insustancial pero la puesta en escena, versos y romances del espíritu de Pármeno (Fran García) y el extraordinario trabajo de Charo López hacen que el simulacro de 'juicio a una zorra' merezca la pena.

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